AMAR LO QUE UNO HACE

Es quizás una de las premisas de todo artesano.

Mirar la materia prima –barro, metal, madera, cuero, tela, piedra, vidrio…– con el alma y con las manos. Un paso previo de la creación artesanal que aleja al artesano, desde el primer momento, de la producción industrial y lo acerca a la creación artística.

El alma de la artesanía

Bucear en los orígenes de la artesanía es hacer un viaje en el tiempo a la oscuridad de las cuevas prehistóricas, donde los trabajos manuales con piedras y huesos convertían esos materiales en instrumentos de uso diario que poco a poco fueron traspasando la frontera de lo provechoso para introducirse en el mundo de la creación artesanal y artística. Esos trabajos manuales, convertidos en oficios heredados de padres a hijos, son hoy un legado cultural y popular que refleja la historia, las vivencias y la tradición de los pueblos de la provincia de Toledo.


Estamos pues ante una expresión artística cuyos cimientos descansan en las tradiciones de una comunidad. Su base es la transmisión del conocimiento a través de generaciones, muchas veces de forma oral y conectada, por tanto, con el patrimonio inmaterial de pueblos y ciudades.

Productos
artesanales

La propia UNESCO ha lanzado la definición, quizás algo encorsetada, pero que puede servirnos como referencia para saber de qué hablamos cuando hablamos de productos artesanales.

«Son los producidos por artesanos, ya sea totalmente a mano, o con la ayuda de herramientas manuales o incluso de medios mecánicos, siempre que la contribución manual directa del artesano siga siendo el componente más importante del producto acabado. Se producen sin limitación por lo que se refiere a la cantidad y utilizando materias primas procedentes de recursos sostenibles. La naturaleza especial de los productos artesanales se basa en sus características distintivas, que pueden ser utilitarias, estéticas, artísticas, creativas, vinculadas a la cultura, decorativas, funcionales, tradicionales, simbólicas y significativas religiosa y socialmente».

Producidos a mano o con herramientas manuales

Materias primas sostenibles

Características: utilitarias, estéticas, artísticas…

El artesano

Detrás de esa definición se encuentra siempre el artesano. Su hacer callado, detallista, creativo e impregnado de la tradición de los secretos de antiguos oficios, transmitidos de generación en generación, da lugar a objetos que nos rodean, que forman parte de nuestra vida, que decoran, sí, pero también, y como valor añadido, siguen, en muchos casos, aportando la utilidad para la que en su origen fueron concebidos.


El trabajo del artesano está impregnado de originalidad y singularidad. Trabajan con el alma en las manos, y de sus talleres salen productos únicos arraigados en la tradición más noble y popular de nuestros pueblos.

Tradiciones que definen nuestra artesanía

El siglo XXI: tradición y modernidad

Tradición popular que no cierra las puertas a lo contemporáneo, a lo moderno. Así, en la artesanía del siglo XXI de la provincia de Toledo, tradición e innovación se abrazan para perdurar. Los artesanos toledanos aplican procesos y diseños propios de las nuevas tendencias: la tradición incorporada al desarrollo vertiginoso de los tiempos; han apostado por la apertura creativa en un intento de adaptarse a nuevas formas, nuevos tiempos, nuevos mercados, nuevos e innovadores productos que contribuyen a conservar y renovar un patrimonio cultural único. Además, se suman, poco a poco, al desarrollo sostenible (palabra tan en boga hoy) que es la manera de asegurar su permanencia en este mundo globalizado.

Una seña de identidad

En la provincia de Toledo cientos de artesanos y talleres mantienen viva la llama de oficios que forman parte de nuestro legado cultural y patrimonial, pero –y conviene no olvidarlo– hoy como ayer, como casi desde que se talló el primer hueso en una cueva, el artesano es el sustento de muchas familias.


Es preciso –esta guía que tienen en sus manos es un ejemplo de ello– apostar por su desarrollo, incentivar la creatividad, fomentar la comercialización, promover sus productos y a sus autores, fortalecer el valor cultural, social y económico de la artesanía. En ese camino, tradicional y renovador, popular y creativo, clásico e innovador, el trabajo del artesano va ligado a la historia de los pueblos toledanos. Estamos ante una expresión de nuestra cultura popular y un preciado patrimonio que se convierte en seña de identidad de toda una provincia.

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