CERÁMICA
Las rojizas tierras de la cuenca del Tajo a su paso por la provincia de Toledo aportaron la arcilla -del latín argilla, barro de alfarero como materia prima de una de las industrias más antiguas de la humanidad.
Secada al sol, triturada, cribada, mezclada con agua, moldeada por el alfarero en sus tornos o tornetas, cocida y decorada, la basta pasta se transforma, en manos de alfareros y ceramistas, en objetos que durante siglos han sido de uso cotidiano, y hoy -sin perder en muchos casos su utilidad- se han convertido en piezas de indudable valor artístico.