CERÁMICA

Las rojizas tierras de la cuenca del Tajo a su paso por la provincia de Toledo aportaron la arcilla -del latín argilla, barro de alfarero como materia prima de una de las industrias más antiguas de la humanidad.

Secada al sol, triturada, cribada, mezclada con agua, moldeada por el alfarero en sus tornos o tornetas, cocida y decorada, la basta pasta se transforma, en manos de alfareros y ceramistas, en objetos que durante siglos han sido de uso cotidiano, y hoy -sin perder en muchos casos su utilidad- se han convertido en piezas de indudable valor artístico.

Piezas que cuentan historias

Cántaros, jarros, pucheros, orzas, tinajas, platos y una bella azulejería siguen saliendo de los talleres artesanos de la provincia. Talavera de la Reina -con sus azules, verdes y naranjas, y una rica y variada ornamentación- y El Puente del Arzobispo -con sus verdes y amarillos y ese gusto por lo popular- son los dos grandes centros neurálgicos de la cerámica toledana, cuyos productos alcanzan fama mundial. Alcolea de Tajo, Argés, Aóver de Tajo, Azután, Bargas, Borox, Burguillos, Consuegra, Cueva, Escalona, Illescas, Lagartera, Las Herencias, Lucillos, MAdridejos, Nambroca, Noblejas, Ocaña, Quintanar de la Orden, Segurilla, Torrijos, Valmojado, Veleda, Veldeverdeja, Villacañas, Villafranca de los Caballeros o Villarubia de Santiago son algunos de los muchos pueblos toledanos que todavía conservan talleres alfareros y cerámicos, manteniendo viva esta tradición milenaria.

Otras tradiciones

¡Nuevo!
New!