De la paciente y silenciosa labor de las mujeres, sentadas en sillas de enea en las calles y plazas, surgen estos espectaculares bordados de gran colorido y riqueza artística. Sirven para embellecer colchas, sábanas, mantelerías, tapices, alfombras, alforjas, cortinas, reposteros, trajes regionales,…
En lagartera aún sigue viva la llama de esta labor artesana que a día hoy alcanza fama internacional.