Sus paredes están en gran parte recubiertas de valiosa azulejería talaverana del siglo XVI y XVII con escenas del Nuevo Testamento. En el lado de la epístola destaca un San Cristóbal de grandes dimensiones frente al que se sitúa un panel con una fila de arcabuceros similar al que se encuentra en la ermita de la Virgen del Prado de Talavera. En el testero se aparece un juicio final con la resurrección de los hombres que son extraídos de las tumbas por ángeles y demonios.