El Puente del Arzobispo
Puente Medieval
Escultura y cerámica
Información de El Puente del Arzobispo:
Teléfono: 925 436 162
Web: http://puentedelarzobispo.es/
Email Ayuntamiento: info@puentedelarzobispo.com
Las bases históricas del municipio de El Puente del Arzobispo, están unidas a la construcción del puente de piedra, mandado edificar por Pedro Tenorio, arzobispo de Toledo y duque de Estrada en el s. XIII, sobre el propio río Tajo. Hoy en día tras seiscientos años de construcción, es un nudo importante de comunicaciones en la comarca por estar situado en un lugar estratégico. Por él circulan diariamente vehículos y personas, unas peregrinando hacia el monasterio de Guadalupe, y otras que acuden en busca de su famosa artesanía.
Célebre es la producción de cerámica con tonos verdes, anaranjados y amarillos que le han conferido el privilegio de ser considerado por la Unesco Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad.
Actualmente la cerámica de El Puente del Arzobispo es la primera fuente de ingresos de la población. Los alfares puenteños proveen de platos, barreños, cazuelas, botijos, cántaros y jarros a toda la comarca. Sus piezas tienen cierto ruralismo que les da la gracia y carácter.
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¿Qué ver?
Fue mandado construir en 1380 por el entonces arzobispo de Toledo y duque de Estrada, D. Pedro Tenorio. Las obras finalizaron en 1388. Se realiza en granito, contiene arcos de medio punto que van disminuyendo hacia los lados. Por el arco mayor discurre todo el caudal del río. El arco central mide aproximadamente 14,5 m desde la superficie del agua. De los dos arcos centrales arrancaban dos torres labradas en sillería granítica; ambas eran sólidas construcciones que defendían el puente. La primera torre era cuadrangular de aspecto macizo, la segunda de planta rombo-hexagonal de perfil más esbelto aunque de menor elevación. Fueron derribadas a finales del s. XIX, por lo que según se afirmaba impedían el tránsito.
Se trata de un monumento gótico, labrado en granito y dividido en cinco partes: gradas, basa, fuste, capitel y remate. La alta basa, se descompone en dos toros, el segundo contiene labores de esferitas, la basa al igual que el fuste contiene un cuerpo octogonal. El fuste se divide en nueve tambores y el conjunto en dos partes iguales, separadas por una cornisa; en la segunda se advierten adosadas dos repisas y en un plano superior y en dos lados distintos, dos pequeñas figuras zoomorfas que forman junto con las repisas un conjunto armónico. El capitel posee forma cuadrada, se dibujan a cada lado dos perlas y una saliente cabeza de león, que recuerdan a las gárgolas de los edificios góticos. Sobre lo dicho, se encuentra un cuerpo, también de forma cuadrada con escudo sin blasón en cada uno de los lados. El remate, forma una pirámide de cuatro perlas adosadas a la base, otras tantas en el centro y a cada lado y por último una mayor en la cúspide. El rollo-picota posee una figura esbelta. Es uno de los ejemplares más valiosos que se conservan en la provincia de Toledo. Cabe decir que la picota de El Puente del Arzobispo es de las llamadas "de dar garrote", aunque no existe ningún documento que confirme, que en la misma se ejecutó a alguna persona.
Antiguamente en este templo se decían las horas cantadas a imitación de lo que se hacían en la iglesia mayor de Toledo. El templo se construyó al lado de lo que hoy es la residencia de ancianos de Santa Catalina, antiguo hospital. En la construcción de la iglesia se emplean dos estilos, gótico y mudéjar, de ambos se conservan hoy testimonios, a pesar de la reforma que se hace en esta iglesia en el s. XVIII. La torre de campanas es de estilo renacentista, labrada en el s. XVII, en buena sillería de granito, con remate de bolas.
Situado según los antiguos a un centenar de pasos del propio pueblo en la actualidad debido al crecimiento del municipio, se encuentra inserto en el mismo. En el convento de los franciscanos descalzos, se veneraba la imagen de Ntra. Sra. de Majano, se llamaba así, pues según la tradición se apareció sobre un montón de cantos (piedras), a un sacristán del pueblo vecino de Alía. El templo constaba de cinco altares y un retablo mayor. La residencia de los propios frailes constaba de 17 celdas, dos oficinas, dos claustros, una cueva y una magnífica huerta. El convento se dedicaba a Santa María y su primer guardián fue Fray Sebastián de San Francisco, gran predicador y con posterioridad provincial de la orden.
Realizados en piedra y utilizados en la antigüedad para moler la harina que después constituiría el pan. Estos molinos funcionaban durante todo el año, gracias a la gran fuerza y abundancia de las aguas del río. Se componían de cinco grandes piedras o muelas muy veloces. Con una cubierta abovedada, y con algún arco de medio punto. Construido a base de mampuesto de granito y con un fuerte mortero de cal. En la actualidad aún pueden observarse éstos aunque no son utilizados, para la creación de pan.