Huerta de Valdecarábanos
Ermita
Iglesia
Información de Huerta de Valdecarábanos:
Teléfono: 925 129 161
Web:
Info:
Email: huerta-valdecarabanos@local.jccm.es
Sus condiciones naturales en cuanto al terreno y la abundancia de agua, hicieron que la agricultura, con cultivos de secano y de regadío, fuera en el pasado la principal actividad de este municipio. Su entorno natural está expresamente reconocido al ser incluido en la figura legal protectora por la cual las estepas salinas de Toledo, situadas en su término municipal, han sido declaradas Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), por la enorme diversidad de aves de estepa y de especies vegetales adaptadas a los hábitats áridos que en él existen. La reguera Madre vierte sus aguas sobre la vega de la villa y el arroyo Cedrón al sur, y en su valle pueden observarse numerosas aves de paso de gran interés ornitológico. A unos dos kilómetros del pueblo, sobre el camino de Ocaña, se encuentran las Minas de Agua, único recurso de agua potable de la población durante siglos, que según su construcción podrían ser árabes. A través de sus rutas y caminos el visitante puede descubrir este pintoresco entorno natural ya sea a pie o en bicicleta.
Sus raíces históricas las encontramos ya en la prehistoria, como documentan sus yacimientos arqueológicos, pero constancia escrita de la villa la encontramos en la edad media, durante la etapa de repoblación de los territorios reconquistados a los musulmanes. Alfonso VII tras conquistar la fortaleza de Calatrava en 1146 cede el territorio a la orden de Calatrava quien construyó su castillo para la buena defensa de la villa. Población que configura su casco urbano entorno al cerro donde se ubica el castillo con casas cueva que se conservan en la actualidad y que le otorga un aspecto singular a esta localidad, pero no solo estas construcciones de los siglos XII- XIII, van a otorgar esa peculiaridad a esta villa, sino también su famosa ermita modernista de Ntra. Sra. del Rosario de los Pastores diseñada por un discípulo de Gaudí. Recorrer sus calles es conocer un villa tradicional pero con esas peculiaridades que la hacen diferente al resto.
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¿Qué ver?
Del siglo XVIII, restaurada a principios del siglo XX con la intervención del arquitecto del modernismo Carrasco, discípulo de Gaudí. De planta rectangular de una nave reconstruida y con nave lateral a la derecha y tres capillas a la izquierda. Nave cubierta por artesonado de par y nudillo. Al frente, ábside semicircular. Coro elevado a los pies. A la derecha capilla del siglo XVII de planta cuadrada con cúpula de media naranja. Acceso a los pies con pórtico. Torre del siglo XVII con capitel reformado en el siglo XX a los pies. Fábrica de mampostería con hiladas de ladrillo en parte nueva y de ladrillo en la antigua.
Edificio singular de tres plantas construido hacia 1539 para don Álvaro de Loaysa, primer señor de la villa. Hoy casa de vecinos, conserva la bella portada renacentista bajo balcón coronado por airoso frontón triangular. En general es de estilo plateresco realizado en ladrillo y revoco original imitando ladrillo pintado encima en la parte de abajo. La portada se encuentra en la esquina y está realizada de piedra. Ésta consta de dos cuerpos.
Situado sobre el cerro en cuyas laderas se encuentra el pueblo, data del siglo XII y su construcción se debe a los caballeros de la orden de Calatrava. En el siglo XVI pasó a ser propiedad de la familia talaverana de los Loaysa. Abandonado en 1575, hoy apenas quedan restos en pie de mampostería y mortero de cal, ya que además del deterioro ocasionado por el paso del tiempo, sus piedras se utilizaron en la construcción del cementerio local.
Monumento religioso más reciente y admirado de la villa, construido a principios del siglo XX según trazas del madrileño Jesús Carrasco, discípulo de Gaudí. Sobre un cerro desde el que se domina una hermosa panorámica se sitúa este templo, combinación de brillantes mármoles y piezas de cerámicas coloristas, en el que sobresale su torre circular con agudo acuzón de sabor oriental. Su construcción fue impulsada por los hermanos Don Alcisclo y Doña Vicenta Mora y Mortero, que buscaron encontrar su última morada en un lugar protegido por su patrona.
En las inmediaciones del paraje llamado huerta de Bayo, se descubrió hace un tiempo una maqbora o cementerio musulmán. Se trata de un conjunto de setenta y dos fosas de diferentes tamaños y características, según los cadáveres y épocas en las que fueron depositados, todos ubicados hacia el sureste (lugar de situación de la Meca) y carentes de ajuar funerario, según normas coránicas.
Realizadas en el siglo XI se trata de una formación de diversas cuevas excavadas en la ladera del cerro que baja hacia la reguera Madre. Son un conjunto de 10 cuevas distribuidas en diversas dependencias. Su origen es árabe lo mismo que la necrópolis que se encuentra en los alrededores.
Durante los siglos XII y XIII, está probada la población en torno a la falda sur del castillo, donde se encuentran una serie de viviendas-cuevas que pueden ser datadas como coetáneas del castillo y que han sido habilitadas con cierta continuidad hasta mediados del siglo XX, existiendo alguna que sigue ocupada en la actualidad. La distribución típica de las citadas viviendas suele ser un habitáculo de entrada y diversas dependencias. La construcción está excavada en la piedra yeso. En esa parte del casco urbano destaca el trazado de unas calles siguiendo la curva de nivel en forma de anillo con relación al castillo.
Construcción circular de 10 metros de diámetro con parámetros de piedra y mortero con vano que mira al poniente. Probablemente será una construcción de finales del siglo XVIII o principios del XIX destinada a la molienda de grano.
Son del siglo XVI y son conocidas como mina vieja y mina nueva. Las dos fueron construidas de manera similar: una galería de 1'5 metros de altura por 1 metro de ancho aprox. Ambas fueron construidas con bóveda de medio cañón de ladrillo árabe y poseen diversas salas de las que salen corredores por los que circula el agua. El solado en parte es de losas de barro cocido.