La Puebla de Montalbán
Museo de la Celestina
Plaza Mayor
Información de La Puebla de Montalbán:
Teléfono: 925 745 858
Web: http://www.pueblademontalban.com/como-llegar
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La Puebla de Montalbán define su territorio en la tierra de Torrijos y despliega en su paisaje contrastes de vegetación y matices. A un lado la vega del Tajo con la frondosidad que alimenta el río, huertos y cultivos de regadío llenan de color e intensidad la ribera. Al otro la meseta abre su manto de cereal y su calzado de meseta cristalina, donde afloran las calizas y el aspecto arenoso. Rutas de senderismo recorren sus tierras haciendo las delicias de senderistas y amantes de la bicicleta.
Municipio que exhibe su patrimonio desde su centro neurálgico, la plaza Mayor, en su interior y alrededores el resto del legado de su patrimonio cultural se concentra cercano retornando al visitante a una época de esplendor de esta villa. Entrando por el arco de La Manzanilla llegamos al conjunto donde El Palacio de los duques de Osuna exhibe al exterior su portada plateresca y en el interior se guarece bajo hermosos artesonados mudéjares. Soportales con columnas de granito sustentan la plaza al otro lado y le dan un aspecto típicamente castellano.
Sobresale en esta villa el legado religioso que parte también desde la plaza, donde se alza Nuestra Señora de la Paz de estilo gótico de transición al renacimiento. Le siguen el monasterio de Nuestra Señora de la Concepción o el convento de los Padres Franciscanos. Emblemática y erguida queda la torre de San Miguel que pertenecía a un templo hoy desaparecido.
Si algo hay que no puede perderse el visitante es el conocido museo de la Celestina, que nos habla sobre Fernando de Rojas ilustre oriundo de la localidad, sobre su obra y también sobre el municipio, singularidades y tradiciones.
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¿Qué ver?
De traza trapezoidal irregular, y una superficie aproximada de 2.260 metros cuadrados, no se construyó como tal, sino que se llegó a ella a través de un procedimiento constructivo que la fue configurando como está ahora. De ello son testigos los diferentes estilos que se han ido imprimiendo en sus portadas y balcones. En la fachada norte tiene unos soportales con columnas de granito, desiguales, balcones corridos y una gran portada de acceso al que fuera en otros tiempos mesón grande de la plaza, el mismo mesón que conoció Fernando de Rojas y el que perpetuó en «La Celestina». En la fachada oeste se encuentra el edificio del ayuntamiento, formando ángulo con el edificio del antiguo mesón. A la entrada de la casa consistorial, a uno y otro lado, hay sendas lápidas dedicadas, una a Fernando de Rojas, y otra, al protomédico de Felipe II, Francisco Hernández.
La fachada sur está ocupada en su totalidad por el palacio de los Duques de Osuna y condes de La Puebla de Montalbán. La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Paz ocupa la fachada oeste y está unida al palacio por un corredor, sustentado por dos hermosos arcos. Pavimentada con tipología castellana de cantos rodados y losas de granito en 1982, es una de las mejores plazas de la provincia, en la que se conservan edificios típicos del siglo XV y XVI. Se accede a la misma por dos calles, un túnel y dos arcos de bella factura pertenecientes al palacio.
Edificio de planta cuadrada y tres alturas. La fachada principal se encuentra en la plaza Mayor con portada plateresca de puerta adintelada, con jambas de piedra rematada con canes que sujetan un ancho dintel. Está rematada con el escudo de los señores de Montalbán. Los balcones que la adornan son rectangulares, de forja, y típicos de las casas señoriales castellanas. En el interior hay tres magníficos artesonados de pino: uno mudéjar, otro gótico y un tercero plateresco. El palacio se construyó en el siglo XV por el maestre de Santiago D. Juan Pacheco. Lo hermoseó su descendiente D. Alonso Téllez Girón a principios del siglo XVI.
Se reconstruyó totalmente en la segunda mitad del siglo XVI, en dos fases, interviniendo en la obra dos arquitectos bien distintos: Hernán González de Lara y Nicolás de Vergara. Debió de existir hasta mediados del siglo XVI un templo gótico cuya parte más reciente sería la cabecera levantada a finales del siglo XV. Se trata del tempo más grande de la villa, dispuesto en forma de cruz latina con una nave central y dos laterales. La nave central destaca por su rico artesonado mudéjar y cinco arcos de piedra a cada lado sostenidos por columnas, también de piedra. En el altar mayor se venera la imagen de Nuestra Señora de la Paz, efigie de talla, pintada y estofada, de 90 cm. de altura y de procedencia germano-holandesa, del siglo XV. La portada de la iglesia es de piedra, con arcos y arquivoltas de medio punto, enmarcados entre dos columnas rematadas por pináculos y una cruz en el centro. Asimismo, en la fachada hay una hornacina con la imagen de la Virgen de la Paz, dos escudos a los lados, posiblemente picados, un óculo en la parte central, un reloj en la parte superior, y como remate, una bella espadaña con dos campanas.
Es el Monumento más representativo de La Puebla, símbolo de la villa de enorme esbeltez y monumentalidad. Fue construida en el punto más alto del casco urbano por el maestro Cristóbal Ortiz, que comenzó su obra de sillería y ladrillo hacia el año 1575. La planta es cuadrada de cuatro cuerpos sobrepuestos, con tejado a cuatro aguas. Sobre un basamento de piedra sillar asienta el primer cuerpo, que es de mampostería, ladrillo y sillería, con sillares de esquina almohadillados. En la fachada oeste hay un esbelto arco de medio punto, hoy ciego, también de almohadillada sillería, bajo el cual se dejó una mezquina puerta de ingreso sin carácter alguno. Los tres siguientes cuerpos son de ladrillo. Las fachadas del segundo y del tercero muestran sendos cuerpecillos arquitectónicos compuestos de pilastras y frontón, y los del cuarto, sendos arcos semicirculares El primero de mampostería y ladrillo con sillares almohadillados en esquina. La altura de la torre, desde la base hasta el vértice de la cubierta es de 32 metros. De estilo mudéjar renaciente, es la torre que tuvo la iglesia de San Miguel, hundida en el siglo XVIII.
El convento de concepcionistas franciscanas en La Puebla de Montalbán fue fundado por el cardenal Don Pedro Pacheco Ladrón de Guevara, a mediados del siglo XVI, y construido posiblemente por Laurencio de Ilachoa. Se compone de Iglesia, Claustro, con sus dependencias monacales, y zona de huerto. La iglesia es el edificio más emblemático del conjunto monástico. Es de planta de cruz latina, rematada su cabecera con ábside semicircular al interior y plana al exterior. La nave se cubre con bóveda de cañón en su primer tramo y último con decoración de casetones, al igual que en el crucero; el resto de la nave se cubre con bóveda de arista sobre lunetos, con ventanas de medio punto geminadas y óculo.
A cada lado de la nave se abre un gran arco de medio punto, formando sendas pequeñas capillas, de poca profundidad, entre los contrafuertes; una de ellas, la Norte, sirve de acceso al templo. Bajo el templo se sitúa la cripta, dividida por gruesos pilares y cubierta por bóvedas de arista. En su interior se conservan los restos de la fundadora. El claustro, elemento distribuidor del monasterio, tiene forma cuadrangular y consta de dos alturas con arquería. En las enjutas de los arcos carpaneles se sitúan como decoración los escudos del cardenal Pacheco. El resto de dependencias que se articulan en torno al claustro son el refectorio, las celdas y la capilla, destacando las techumbres de madera y los frisos que bordean algunas salas, con decoración epigráfica y vegetal.
Fueron sus fundadores Dª. Catalina Pacheco, hermana del cardenal Pacheco, y su sobrino D. Alonso Téllez Girón. Se comenzó la obra en 1570 en unas casas que poseía Dª Catalina Pacheco. Desde su fundación el convento estuvo habitado por frailes observantes de Castilla hasta su expulsión en 1835. Después de haber sido incautado a causa de la desamortización de Mendizábal, volvieron de nuevo los frailes al convento el 20 de Julio de 1878 instalando en él un colegio de misioneros franciscanos de la provincia de San Gregorio Magno de Filipinas. En 1879 se conseguía por una real orden la validez académica de los estudios que se cursasen en este colegio. Tiene características acentuadamente renacentistas y barrocas. Su construcción es de ladrillo, formando dos cuerpos: uno más elevado y rematado por hermoso cimborrio destinado a iglesia, y otro, a convento propiamente dicho. Este último consta de tres plantas, levantadas en torno a un patio cuadrado, que ilumina el claustro, y posee arcos fajonados rebajados que, junto a los de medio punto, sujetan bóvedas de arista.
Fundado en 1532 por D. Juan Pacheco está situado en el centro de la población, se accede por un portalón central adintelado sobre el que se yergue una espadaña, a un patio empedrado de planta irregular. Al fondo de ese patio se encuentra la ermita del Cristo. Este Hospital estuvo funcionando hasta 1884. La cofradía de la Caridad, que ya existía en 1563, tenía a su cuidado y administración el hospital, que en aquella época disponía de 6 camas y era atendido por un médico y un enfermero. Como ermita alberga al Cristo de la Caridad, santo patrono de la villa desde 1598. La capilla donde se venera el Cristo de la Caridad está formada por dos naves en ángulo recto. El retablo del altar mayor es un notable monumento barroco. Más pequeño pero del mismo estilo son otros dos altares laterales. El edificio es todo él de ladrillo y está rematado por un precioso cimborrio en el ángulo donde confluyen las dos naves.
Al final del frondoso paseo de la Soledad, nos encontramos esta ermita, que da cobijo a la Virgen de la Soledad (patrona de la Puebla), y alberga el primoroso retablo donde se encuentra la imagen, realizado, por José Minguet en 1799. Se trata de un edificio de ladrillo y algo de sillería, rematado por un bello chapitel terminado en una impresionante aguja. Son notables las pinturas al fresco del retablo del altar mayor, representando mármoles y jaspes. Estas pinturas fueron realizadas por los hermanos Luís y Alejandro Velázquez en 1741. En la hornacina del retablo del altar mayor se venera la imagen de la Virgen de la Soledad. En esta ermita se conservan dos cuadros de José de Ribera (uno de ellos son «Las lágrimas de San Pedro»), y una colección de cuadros de cobre. Asimismo destaca el Cristo yacente, conocida por el santo Sepulcro, efigie de talla pintada del siglo XVII, y otras dos tallas representando a Cristo atado a la columna, y a la Virgen de la Piedad.
A principios del siglo XVIII se edificó esta ermita junto a la entrada del camino de Alcubillete, en el extremo sureste de la población. El edificio de ladrillo muy bien proporcionado tiene la puerta de entrada mirando al oeste y ocupa una extensión de 189 metros cuadrados. En esta ermita se veneraba una talla gótica del siglo XVIII que se encontraba en la ermita de Santa María de Melque.
Se encuentra en el cruce de la carretera CM-4009 con el río Tajo, a unos 3 Kilómetros de la Puebla de Montalbán, en dirección a San Martín de Montalbán. El primer dato histórico registrado de la existencia del puente data de 1423, cuando la reina Dª. Leonor firma ante el consejo de La Mesta una escritura de transacción por la que se obliga a construir en este paraje un puente de piedra, cal y ladrillo en sustitución del que había y que era enteramente de madera. Se trata de un paso sobre el río Tajo formado por 11 arcos hechos con sillares de granito. Durante el siglo XV este puente se convierte en uno de los seis puertos o contadores reales de Castilla. En varias ocasiones ha sufrido el hundimiento de algunos de sus arcos, siendo el 28 de marzo de 1877 cuando se registró uno de los daños más importantes, al hundirse los dos últimos arcos a la salida del mismo
Gramosilla era un antiguo emplazamiento de molinos harineros en el río Tajo. En el primer tercio del siglo XX fue elegido para hacer una presa con fines industriales. Lastimosamente fue una obra malograda pues nunca llegó a funcionar. En la actualidad, es un lugar privilegiado de este municipio para disfrutar del entorno ambiental del Tajo (sotobosque de Gramosilla, escarpes y cárcavas de Cerrecín…) así, como también para saborear sugerentes elementos de arqueología industrial (mina de agua, alberca medieval cercana, presa, horno de ladrillos…).