La Torre de Esteban Hambrán
Catafalco
Iglesia de Santa María Magdalena
Información de La Torre de Esteban Hambrán:
Teléfono: 925 795 101
Web: http://www.castillosdeltajo.org/?p=550
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Según los documentos, existió en el siglo XIII una torre de vigilancia construida por los musulmanes allí donde hoy se ubica el pueblo, en el mismo tiempo existió un mozárabe propietario de una torre y de nombre Esteban Ambrán o Amerán, de ahí la procedencia de su nombre, actualmente esta torre no se conserva.
El patrimonio cultural de este municipio gira en torno a sus edificios religiosos como la iglesia de Santa María Magdalena del siglo XVI, el catafalco del siglo XVIII, el poderoso convento de los Franciscanos, también del siglo XVIII de estilo barroco, y sus pequeñas ermitas de Santa Ana del siglo XVI y de San Roque también del siglo XVI, entre otros monumentos. También edificios civiles ubicados en su plaza Principal donde se sitúa el ayuntamiento o el palacio de Diego de Vargas del siglo XVI.
En su término se dan importantes extensiones de hábitats esteparios con cultivos extensivos de cereal, de singular importancia para aves como la avutarda, el aguilucho cenizo, la ganga y la ortega. Importantes encinares adehesados podemos observar en algunos rincones de su territorio ideales para ser transitados y pasear a pie o en bicicleta a través de alguna ruta de senderismo. Está incluida esta localidad en las rutas turísticas de “Castillos y Palacios”, en la “Ruta del Vino de la D.O. Mentrida” y en la ruta de “Arquitectura Efímera” por su catafalco.
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¿Qué ver?
La plaza de esta villa es señorial, con edificios de buena entidad como el ayuntamiento, apoyado en doce columnas de piedra, que crea espaciosos soportales. Es una recreación realizada en 1953 del primitivo edificio datado del siglo XVI. El palacio que fue mandado edificar por el secretario de Felipe II, Diego de Vargas y la iglesia parroquial, situada en el lado este de la plaza, se construyó a mediados del siglo XVI.
Templo de mediados del siglo XVI aunque la torre es del año 1666. El estilo es de transición del gótico al renacimiento. Es un templo parroquial de una sola nave con capilla mayor compuesta por un ábside poligonal de tres paños y que se cierra por una excelente bóveda de crucería. Dicha capilla se aísla del cuerpo de la iglesia mediante un gran arco triunfal carpanel que descansa en dos haces de columnillas de tipología gótica. Este parece ser el origen de la parroquia, pudiéndose fechar en el siglo XV. La nave se compone de cuatro tramos separados por grandes columnas toscanas de piedra sobre las que apean arcos de medio punto y bóvedas de cañón corrido. El ingreso se realiza en el piecero mediante una portada de trazado renacentista a la que se accede mediante una doble escalinata. El coro, elevado, ocupa el último tramo, partiéndose su vano sobre una pareja de columnas toscanas de piedra de menor fuste. Alberga un interesante órgano barroco del siglo XVIII. La torre se levanta sobre un basamento de piedra de sillería realizándose el resto de su fábrica en ladrillo. Su cuerpo ulterior se ha perforado con dobles huecos de arco de medio punto protegido por alfiz en todas sus caras.
Es un túmulo, que tras muchos años en el olvido más absoluto, fue recuperado de los sótanos del templo, y posteriormente restaurado. Los catafalcos eran un tipo de construcción denominada arquitectura efímera, que solían instalarse con motivo de la muerte o exequias de una personalidad, una vez finalizado eran desmontados. Gracias a grabados y dibujos conocemos algunos realizados para reyes y reinas de España, que se alzaban en templos y catedrales con motivos de sus exequias. Este es especial, pues pertenecía a la cofradía de las Ánimas de la parroquia y se armaba en el templo todos los años a primeros del mes de noviembre como recordatorio de la fiesta de los difuntos. La estructura consta de doce lienzos y siete tablas distribuidas en tres calles y un remate a modo de cúpula. El tema icnográfico es la muerte, el juicio final y la gloria, resaltando a la Virgen del Carmen, y los santos San Francisco de Paula y San Francisco de Asís, por su intercesión por las almas del purgatorio. En las pinturas aparecen todos los seres de la humanidad y los grados y escalas de poder tanto eclesiástico como civil, que no se escapan de la muerte. El catafalco se remata con una imagen femenina que representa el alma gloriosa. El conjunto de pinturas son de un gran realismo y detalle. El catafalco está fechado en el año 1753, pero esta fecha es la que corresponde con las pinturas que conocemos, pero parece ser que estas telas están reaprovechadas y están pintadas sobre otras previas, ocultando el catafalco primitivo.
Edificio del año 1783, de filiación estilística del barroco tardío. El antiguo convento torreño era de franciscanos descalzos de la reforma de San Pedro de Alcántara y es el primer edificio que tuvo la comunidad en la villa (1580), todavía en construcción cuando se redactaron en 1576 en Las Relaciones de Felipe II. El paraje elegido para su ubicación fue el llamado cerro de San Ildefonso, lugar en el que en tiempos se levantaba una ermita homónima. En el citado altozano se sitúa el convento y el cementerio municipal, sirviendo de coronación a una de las calles de la localidad “del Calvario”. Concluida su construcción en el año de 1783, pronto sufriría las medidas antirreligiosas del siglo XIX, que en 1836 vería deshacerse la orden. En 1841 y mediante real orden de la regencia del reino, el recinto conventual y todos sus anejos pasaron a ser propiedad municipal destinándose a escuelas públicas. Función que sólo mantendría en tres años ya que sus corrales pasaron a convertirse en el camposanto de la localidad. Posteriormente y hasta el año 1936 las celdas de los frailes se ocuparon como viviendas gratuitas cedidas por el ayuntamiento a los más necesitados de sus munícipes, sirviendo incluso la antigua cocina conventual como cocina de uso común para todos los nuevos residentes. Tras años de total abandono, la fábrica del convento ha sido felizmente recuperada por la escuela taller de la villa “Esteban Hambrán”, que devolvió la dignidad arquitectónica a este edificio torreño. La construcción es de sólido aparejo de piedra, cal y ladrillo con una elegante y desahogada iglesia, la cual consta de una sola nave resuelta en planta de cruz latina con los brazos del crucero apenas esbozados y conteniendo pequeñas capillas auxiliares. El altar mayor se encuentra elevado, descansando sobre dos semicolumnas. Posee además un camarín con una vistosa bóveda hemiesférica y una amplia sacristía. Bajo ambos existe una pequeña estancia que sirvió en origen como zona de enterramiento de frailes de la comunidad. El transepto se cierra con una cúpula semiesférica sobre pechinas. La nave se organiza en cinco tramos separados por pilastras encima de las que discurre una imposta perimetral de la que arranca una bóveda de cañón con lunetos que forma su cubrición. En el piecero, y ocupando el último tramo, se ubica el coro, elevado, que apea en dos pilares de los que nace un arco carpanel central y dos arcos de medio punto y enlucidos con blanco yeso, lo que proporcionaba gran luminosidad al templo. El conjunto se completa con las necesarias estancias para el desarrollo de la vida monástica y que ahora se ha rehabilitado para devolverle una vida activa como centro cultural de la localidad. Así tenemos salas de exposiciones, salón de actos, cafetería, biblioteca, despachos.
Ermita del siglo XVI, con intervenciones sucesivas posteriores. Es una pequeña ermita de planta rectangular con el presbiterio diferenciado mediante una gradería. Presenta decoración mural en el techo. Se encuentra muy restaurada en el interior observándose actuaciones muy desafortunadas. Está realizada en fábrica de ladrillo y la cubierta es de teja árabe a varias aguas. Se encuentra emplazada sobre una pequeña elevación a las afueras de la villa, conservando todavía culto entre las gentes.
Del siglo XVI, con intervenciones hasta el siglo XVIII. Es una pequeña ermita de planta cuadrada muy reformada a lo largo de su existencia por el mantenimiento.
Datado entre 1783 y 1836. Pertenece al barroco popular. Es de propiedad municipal. El conjunto del Calvario está compuesto de quince cruces labradas en granito, doce individuales y tres formando grupo (el Calvario propiamente dicho), número que constituye un rasgo atípico ya que según los cánones eclesiásticos el precepto es de catorce. La igualdad de las cruces es absoluta organizando su arquitectura en tres cuerpos: pedestal, fuste o caña, remate. El fuste decora su cima con un anillo muy estrecho sobre el que se ha dispuesto un elegante toro que ejerce de transición al remate: una cruz de sección cuadrada con el travesaño en el primer cuarto del palo (latina).
Edificio renacentista iniciado en 1569. Es de propiedad privada. Lo mandó edificar don Diego de Vargas, Señor y marqués de la Villa. Realizado en piedra de sillería y con una ordenación de huecos bastante regular, destaca la portada centralizada y dintel plano, a la que flanquean columnas de orden jónico que se alzan sobre un alto pedestal encima de las cuales destacan dos grandes escudos. Se conserva, por tanto, la parte exterior de lo que fue una zona noble, además del arranque de una de sus torres, habiendo desaparecido totalmente la otra. En la actualidad el antiguo edificio palatino se encuentra dividido en varias propiedades, presentando la más cercana al templo parroquial la intervención más desacertada. En éstas todavía se pueden encontrar algunas bóvedas y sótanos que muestran lo grandiosa que hubo de ser la construcción primitiva. Tiene interés la forja de los balcones de piso cerámico. Alojó a varios huéspedes reales, los monarcas Felipe II, Felipe IV y Carlos II.