Las Ventas de Retamosa
Iglesia de San Pedro Advinícola
Panorámica
Información de Las Ventas de Retamosa:
Teléfono: 91 81 73 486
Web:
Info:
Email: administracion@lasventasderetamosa.es
Municipio que no surge hasta mediados del siglo XVI como un pequeño caserío que poco a poco irá configurando su casco urbano, donde el visitante puede observar algunas casas señoriales de arquitectura popular que van a marcar la tónica de esta villa. Recorrer las calles de su núcleo central es percibir ese legado histórico y saborear la vida tranquila y el carácter rural de un pueblo que contrasta con los nuevos barrios creados en el siglo XX, mostrando ese contraste entre pasado y futuro.
Su territorio está formado por amplias extensiones de hábitats esteparios que lo rodean y sirven de refugio a especies como el aguilucho, la avutarda y la ortega, en un territorio cruzado por la Cañada Real Segoviana y el Camino Real de Guadalupe, que también ha servido para acoger una notable expansión urbanística en los últimos años. Tierras prácticamente llanas con leves ondulaciones donde predominan los campos de cultivo, especialmente el viñedo, que producen caldos de excelente calidad incluidos en la D.O. Méntrida. Ya sea a pie o en bicicleta el visitante podrá descubrir en sencillos y agradables paseos esos campos de viñedos, esas llanuras y un elemento de mayor antigüedad por el que los vecinos del pueblo sienten gran predilección. Se trata del canto, símbolo medieval de la delimitación de territorios y que hoy se muestra elevado sobre una peana de piedra (hay un gran respeto por él: dice la leyenda que si se mueve, el pueblo se inunda).
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¿Qué ver?
Se creó hacia 1542, cuando se fundó el pueblo. Su primitiva iglesia fue un modesto edificio de adobes y mampostería, que en 1647 fue reedificado por encontrarse en ruinas. La nueva iglesia la construyó el concejo del pueblo, con un préstamo de 2.000 ducados aportado por el arzobispado de Toledo, según trazas de Lorenzo Fernández de Salazar, maestro de obras de la catedral y José de Ortega, aparejador de materiales. Fue construida con cimientos de piedra, muros de ladrillo, armazón de madera y techumbre de teja, entre 1644 y 1647 por Francisco de Mora, maestro de obras, y Juan García del Cerro, maestro de carpintería, ambos alarifes de Casarrubios del Monte. En 1791 se hizo una amplia reforma en la que participó Ignacio Haan, el famoso arquitecto del arzobispado de Toledo. La iglesia era una nave alargada con presbiterio sobre elevado y dos puertas de acceso, una a los pies y otra al medio día. En el lado del evangelio había seis ambientes: la escalera de la torre, baptisterio, capilla de la Inmaculada, capilla de la Virgen del Rosario, trastero, y sacristía. A los pies había una tribuna con órgano, y en el muro de la epístola un púlpito. La torre era de dos cuerpos coronados con veleta, y con un gran reloj en el muro de la fachada. Esa iglesia fue derruida en 1962 y sustituida por una funcional de estilo moderno, de una sola nave de 30 m de largo por 9,30 de ancho e incipiente crucero. A ambos lados de la nave y del presbiterio se abrieron pequeñas habitaciones, que hacen las veces de capilla, salón parroquial, sacristía y oficina. Adosada a la iglesia tiene una delgada torre cuadrada de unos 30 metros de altura. En su interior se conservan algunos cuadros de mérito e imágenes, la mayoría de escayola policromada, que sustituyen a las quemadas en la guerra Civil.
En el nº 19 de la calle el Carmen, junto a la iglesia, hay una casona edificada, seguramente a finales del siglo XVII, que era la residencia del administrador de una hacienda que el convento de Carmelitas Calzados de Madrid tenía en el pueblo. Además de la vivienda, tenía oratorio, bodega, cueva, lagar y dependencias para guardar los aperos de labranza. Los carmelitas tenían 357 fanegas, la mayoría en La Rinconada, y 370 cabezas de ganado lanar. La casona fue abandonada por los carmelitas durante la guerra de Independencia y adquirida por particulares en 1836, durante la desamortización de Mendizábal, quienes la rehabilitaron y reconstruyeron el escudo de la orden que había en la fachada.
La Cañada Real Segoviana se iniciaba en el suroeste de La Rioja, en la Tierra de Cameros, y tenía dos ramales. Uno se dirigía hacia el suroeste por Burgos y se unía en Béjar con la cañada Leonesa. Y otro pasaba por Madrid, Toledo, Ciudad Rea y finalizaba en el sudeste de Badajoz, en el límite con la provincia de Córdoba. En la provincia de Toledo entraba por Valmojado, y seguía por Las Ventas de Retamosa, donde se incorporaba una derivación de la cañada de Escalona y salía un ramal que bajaba hasta Toledo. Las cañadas eran utilizadas por los ganaderos de la Mesta para trasladar los rebaños a tierras meridionales durante el invierno. Tenían 90 varas castellanas de ancho, unos 75 metros. Cuando se fundó la población, la Mesta estaba en auge. La integraban más de 3.000 ganaderos, y la ganadería ovina había pasado de 1,5 millones de ovejas en el año 1300 a unos 5 millones al finalizar el siglo XV. En la cañada y a la altura del cerro de Cabeça Retamosa hay una laguna que servía de abrevadero para el ganado.
El Camino Real a Guadalupe fue construido en el siglo XIV por orden de Alfonso XI de Castilla para acceder a Guadalupe, que había desplazado a Santiago de Compostela como centro de peregrinación, cuando la corte castellana se trasladó hacia el sur tras la conquista de Sevilla en 1247-48. El camino se iniciaba en Madrid y transcurría por Alcorcón, Móstoles, Arroyomolinos, El Álamo, Casarrubios del Monte, Las Ventas de Cabeza Retamosa, Venta del Gallo, San Silvestre, Maqueda y Santa Olalla, donde se internaba en tierras de Talavera. El nombre de Camino Real se consolidó a partir del siglo XVI, ya que los monarcas le utilizaban con frecuencia para viajar a Guadalupe o Portugal, como acreditan al menos 25 viajes reales a lo largos de los siglos XV al XIX.
Es una piedra poligonal y troncocónica de grandes dimensiones, que ha estado a los pies del cerro Cabeça Retamosa, actualmente cerro de Buenavista, desde tiempo inmemorial. Incluso es posible que ese fuera su emplazamiento original, ya que en Las Ventas había un maleficio según el cual, si se movía de su sitio se inundaría el pueblo. Sin embargo en 2008 fue desplazado y puesto sobre un pedestal cercano, con motivo de las obras de canalización del agua del pantano de Picadas (Madrid). Para algún historiador el Canto es uno de los mojones que puso Segovia cuando delimitó su término meridional del Canmayor a principios del siglo XIII, pero no existe constancia documental de ello. Puede proceder de esa delimitación o de otras realizadas posteriormente, ya que la zona donde se asienta perteneció entre otros señores al Almirante don Fadrique, la infanta Isabel, Gonzalo Chacón, el conde de Fuensalida, y de nuevo a Gonzalo Chacón. A finales del siglo XV por Cabeça Retamosa pasaba la divisoria del sexmo y señorío de Casarrubios, y el Canto bien pudo ponerle el comendador Gonzalo Chacón, ya que cuando ocupó Villamanta, Valmojado y el Álamo, hizo una mojonera que llegaba desde Camarena a Brunete.