Lominchar

Lominchar se presenta como un territorio en el que abundan los campos de cereales y olivos, que de hecho rodean el casco urbano, siendo su territorio prácticamente llano con suaves ondulaciones. Una parte de su término es regada por el río Guadarrama lo que aporta un entorno medioambiental de ribera con una vegetación y fauna característica de estos hábitats. Diferentes caminos atraviesan sus campos para disfrutar de agradables y tranquilos paseos a pie o en bicicleta contemplando sus ondulaciones y sus extensos campos dentro de la llanura sagreña.

En sus calles, visitando los monumentos más importantes, el viajero encontrará referencias, fundamentalmente del siglo XVIII, tales como la iglesia de San Esteban Protomártir, con seis llamativos retablos barrocos en su interior, o algunas casas solariegas. Arquitectura popular que nos habla del pasado de esta villa que se ha fundido con las construcciones contemporáneas para seguir avanzando pero sin olvidar su carácter rural, su sabor tradicional de la vida de pueblo. Aunque su origen no está claro ni determinado en el tiempo sería en el siglo XVI cuando se comienza a forjar esta localidad configurando en siglo posteriores su entramado urbano, hasta que en el siglo XVIII con la construcción de su iglesia se consolida su estructura. De ese tiempo es la casona palaciega situada en la plaza de la Iglesia, con escudo nobiliario sobre la puerta y muy bien conservada, ya que está habitada. Del siglo XIX es el pilón de la calle de Cambroneras, una fuente abrevadero ahora con un tejadillo que la protege, mientras que del siglo XX es la ermita del Cristo de la Vera Cruz.