Noblejas

La iglesia se levantó en el siglo XVII, enriqueciéndola con ornamentos y otros objetos litúrgicos que salieron de talleres toledanos. Es fundación de distinguidas familias entre las que destacan las de Angulo y Salazar. Se cree que su principal protagonista es Don Francisco Herrera de la Concha, que la adquirió en 1689. Fue reformada por Nicolás de Vergara, que siguió los modelos de su maestro Juan de Herrera. Conservó el presbítero y levantó 6 capillas, formando dos tramos de tres naves, siendo más ancha la central. El estilo es una mezcla de herreriano y neoclásico, ya que fue en esta época cuando se terminó la parroquia. Es por tanto, un arte severo y sin demasiados ornamentos. El exterior da un aspecto de gran masa cúbica, exenta de decoración, construida a base de grandes sillares de distintos tamaños. En el pórtico hay una hornacina con una concha vacía; que se atribuye a Don Francisco de la Concha; ya que la parroquia se construyó en su honor por ser el primer Conde de Noblejas. La torre no pertenece a la iglesia sino que se trata de un pequeño postizo propiedad del castillo que había en el punto más alto del pueblo (el castillo de Aurelia). Por ello, se observa una notable diferencia entre la sillería de la iglesia y la de las dos primeras de la torre. En la torre hay 6 ventanillas y en la iglesia se observan 10. Son cuadradas y están decoradas con vidrieras en tonos de rojo, verde y amarillo. En el interior de la iglesia hay una única nave, de gran capacidad y crucero de planta latina. En los brazos laterales hay una peculiaridad puesto que son bastantes largos pero muy estrechos; esto hace pensar que en un inicio se pensaba hacerla más grande.

La ermita de María Magdalena es de gran sencillez. Su estilo es barroco y data del siglo XVIII. Tiene intramuros, su planta es de cruz latina y se cree que su construcción puede ser más antigua que la de la iglesia. Su nave está sostenida por medias pilastras. Tiene una cúpula semiesférica en el medio del crucero con cuatro pechinas a los lados. No hay ninguna capilla a lo largo de la bóveda central y tampoco hay altar; el ábside es lo único que hay. En cada uno de los brazos laterales hay un arco de medio punto que baja hasta el suelo formando una especie de capilla encerrada.

No cabe duda de que se trata de la obra arquitectónica más importante e impactante de Noblejas. Es una plaza tradicional, de forma rectangular porticada y de tipo cerrada como la de Madrid, con soportales perimetrales que resguardan del sol en verano y de las lluvias en invierno. Su exterior es de piedra caliza, buscando la idea de permanencia y su cubierta es de zinc de color azul. El conjunto de la plaza cuenta con locales comerciales en planta baja, viviendas en las superiores, y garajes en el sótano. Además, alberga el edificio del ayuntamiento y servicios múltiples. El centro social polivalente ocupa parte de la planta baja y del sótano, en el lateral oeste del ala institucional de la plaza. La biblioteca, sala de exposiciones y centro de información juvenil, también están en la planta baja y sótano, en el otro lateral del mismo ala y separado del anterior por la entrada sur a la plaza y los accesos a las dependencias municipales. Los almacenes y garaje están en el sótano. El ático queda diáfano para mantenimiento de la iluminación de la plaza o su uso como almacén o archivo. Destaca su torre, cuya altura supera la de la iglesia.

La fuente Vieja o de los Tres Caños se encuentra actualmente en fase de recuperación y restauración. Situada al final de la calle Empedrada, en la parte más baja de Noblejas. No se tiene datos fidedignos de la fecha de construcción de la fuente y su galería. La situación de la fuente Vieja, también denominada de los “Tres Caños”, al suroeste de la primera población que ocupaba el altozano donde hoy se sitúa la plaza del Conde y la iglesia de Santiago, permitía el abastecimiento de agua, comunicándose por la calle Empedrada, que servía de borde al caserío. Posiblemente se ubicara en el lugar de afloramiento de un manantial natural. Para garantizar el suministro constante se recurrió a la técnica de realizar captaciones en las proximidades y conducirlas mediante galerías subterráneas. El resultado edificado responde al tipo de fuente-lavadero tradicional en la zona, que deriva de las construcciones clásicas. En los años setenta del siglo XX se produjo una gran tormenta que arrastró la tapia de la fuente Vieja y dejó sin uso la misma, decidiendo el gobierno local rellenar con tierra el conjunto y reconvertirlo en un parque. Al quedar sin uso la fuente, el resto de conducciones quedó sin objeto, aliviando el agua de las galerías, mediante tubo, al barranco de salida. Las ventilaciones desaparecieron y se produjo un proceso de deterioro. En su configuración original, la fuente Vieja o de los Tres Caños, suponía un hito en el urbanismo local, ya que constituía un uso y una referencia diaria.

Adquirida por el ayuntamiento de Noblejas en el año 2008, es una dehesa que ocupa una superficie de 251 hectáreas, 26 áreas y 56 centiáreas. La plantación de nogales, las vides y las dulces aguas del río Tajo (con quien linda al norte) culminan la belleza de este paraje. En estas tierras de la vega del río se localiza una villa romana o instalación agrícola. Los asentamientos agrícolas del valle del Tajo son numerosos y, las actuaciones arqueológicas de los últimos años han podido confirmar la existencia de una villa romana cada kilómetro, aproximadamente. Sin embargo, de todos ellos, el enclave de Torrique posee singular interés. Además de las explotaciones romanas de lapis specularis (conocido como espejuelo en la actualidad) y, a diferencia del resto, en sus proximidades se conservan dos obras hidráulicas de clara tipología romana: el “Pontón Grande” y el “Pontón Chico. Se trata de sendas presas de contrafuertes o pontones, que se caracterizan por tener un trazado rectilíneo y un remate superior horizontal pavimentado que podía usarse como puente, de ahí el apelativo común de pontones.

Aunque fue adquirida por el ayuntamiento en el año 2010, la primera bodega, según testimonios orales, fue construida en la segunda mitad del siglo XIX. En un primer momento constaba de una vivienda de una sola planta y la bodega propiamente dicha, que ocupaba las tres naves próximas a dicha vivienda. Alrededor de 1920 se produce un hecho de gran importancia y es la decisión del dueño, propietario de minas en América del sur, de ampliar la bodega y la casa existentes. La bodega fue ampliada con otras cuatro naves, paralelas a las existentes, en el lado norte. La vivienda se amplió con dos pisos superiores y zonas de servicio, dotándola de una apariencia de “casona de indiano”. Existen pocos datos históricos, ya que el conjunto construido no ha tenido nunca carácter monumental y siempre ha sido de titularidad privada. La impronta de la casa señorial constituye un referente para la población, en sustitución de palacios u otras construcciones singulares de las que carece la localidad. Por dicho motivo el ayuntamiento optó, desde un primer momento, por su conservación y rehabilitación. De este modo, tras el proyecto de recuperación y consolidación estructural de la bodega, se ha conseguido una dotación pública de carácter cultural, ligada al vino, que puede albergar usos diversos, desde la propia exposición del proceso de fabricación del vino, a uso hotelero, pasando por la utilización pública del espacio de la bodega para fines lúdicos y/o culturales.