Ruta de los Oficios Artesanos
Pueblos y enclaves de interés en la ruta
Esta propuesta nos adentra en los orígenes de la artesanía, trabajos manuales, convertidos en oficios heredados de padres a hijos, que son hoy un legado cultural y popular que refleja la historia, las vivencias y la tradición de los pueblos de la provincia de Toledo. La naturaleza especial de los productos artesanales se basa en sus características distintivas, que pueden ser utilitarias, estéticas, artísticas, creativas, vinculadas a la cultura, decorativas, funcionales, tradicionales, simbólicas y significativas religiosa y socialmente. Detrás de esa definición se encuentra siempre el artesano. Su hacer callado, detallista, creativo e impregnado de la tradición de los secretos de antiguos oficios, transmitidos de generación en generación, da lugar a objetos que nos rodean, que forman parte de nuestra vida, que decoran, sí, pero también, y como valor añadido, siguen, en muchos casos, aportando la utilidad para la que en su origen fueron concebidos. En la provincia de Toledo cientos de artesanos y talleres mantienen viva la llama de oficios que forman parte de nuestro legado cultural y patrimonial. En ese camino, tradicional y renovador, popular y creativo, clásico e innovador, el trabajo del artesano va ligado a la historia de los pueblos toledanos. Estamos ante una expresión de nuestra cultura popular y un preciado patrimonio que se convierte en seña de identidad de toda una provincia.
La ruta tiene su punto de partida en la milenaria ciudad de Toledo, que posee un gran legado artesanal transmitido a lo largo de los siglos por las diferentes culturas que por ella han pasado. Una gran impronta cultural y artesanal que nos permite deleitarnos con productos tan exclusivos, hechos a mano, que son piezas únicas. El acero toledano es todo un referente a nivel mundial. Sus espadas, que dieron gloria a los tercios españoles, siguen siendo hoy uno de los productos más populares en los comercios de la capital. Alma de hierro y “tejas” de acero componen las hojas que pasan por las fraguas y el yunque en un proceso donde el fuego y el agua se convierten, junto a las sabias manos del artesano, en imprescindibles actores de su elaboración. Junto a ello una minuciosa y delicada artesanía, el damasquinado, la otra gran artesanía de la capital toledana. El producto de este oficio artesano, en el que el hilo de oro o plata se encaja sobre otros metales de menor valor –hierro o bronce–, convirtiéndose en auténtica obra de arte. Hoy día los talleres, que se concentran sobre todo en la ciudad de Toledo, producen preciosas joyas que han convertido al damasquino toledano en uno de los más apreciados del mundo. Recorrer sus calles y callejuelas del centro histórico va a permitir al viajero, no solo descubrir antiquísimos monumentos, sino también ese rico legado artesanal.
Desde Toledo la ruta se dirige a las localidades de Guadamur, Noez y Gálvez cuna de grandes forjadores que a lo largo de su historia nos han transmitido la artesanía de la forja. Durante siglos los herreros y forjadores han convertido las láminas de acero en artísticas rejerías que forman ya parte del paisaje de estos pueblos de la provincia de Toledo. Aunque hay que remontarse a épocas romanas para encontrar los primeros trabajos en hierro, lo cierto es que en Toledo es en el siglo XVI cuando los maestros herreros alcanzan su cénit con los trabajos para la catedral, iglesias, conventos y casas nobiliarias. La pujanza de la forja toledana, con diseños innovadores y abiertos al siglo XXI, queda reflejada en el funcionamiento de numerosos talleres en estos municipios. Villas que además cuentan con un gran patrimonio cultural como el castillo de Guadamur o el yacimiento arqueológico de Guarrazar, los restos del castillo de Gálvez o su arquitectura popular de su centro histórico y el gran patrimonio natural de la sierra de Noez, surcada por rutas de senderismo que hacen las delicias de los amantes de la naturaleza como la Ruta Senderismo PR-TO 23.
Siguiendo el itinerario llegamos a Cuerva, la villa de los Lasso de la Vega, familiares del gran poeta Garcilaso de la Vega. En este municipio nos recibe el castillo de Peñaflor para adéntranos posteriormente en su casco urbano, donde además de monumentos como su iglesia parroquial de estilo herreriano o el Colegio de Gramáticos, el visitante podrá descubrir la artesanía de sus alfareros. Las rojizas tierras de la cuenca del Tajo a su paso por la provincia de Toledo aportaron la arcilla como materia prima de una de las industrias más antiguas de la humanidad. Secada al sol, triturada, cribada, mezclada con agua, modelada por el alfarero en sus tornos o tornetas, cocida y decorada, la vasta pasta se transforma, en manos de alfareros y ceramistas, en objetos que durante siglos han sido de uso cotidiano, y hoy –sin perder en muchos casos su utilidad– se han convertido en piezas de indudable valor artístico. Desde aquí nos dirigimos a la vecina localidad de Las Ventas con Peña Aguilera, conocida por su gastronomía de los montes de Toledo y su artesanía del cuero y de la piedra. Guarnicionería, marroquinería, bolsos, zurrones, botas, zapatos, incluso sillas de montar, los trabajos con la piel y el cuero como protagonistas gozan en esta localidad de una merecida fama por su calidad y adaptación a los nuevos tiempos. En este municipio se conservan talleres en los que el intenso olor de los curtidos ambienta el trabajo que tiene en la calidad su seña de identidad. Pasear por las calles de esta villa va a permitir al viajero descubrir su artesanía de la piedra y como las grandes rocas se funden con las viviendas en el barrio del cerro, que esta culminado por un molino de viento y una estupenda panorámica de los montes de Toledo.
Finalmente, la ruta nos lleva hasta las localidades de Sonseca y Ajofrín, donde además de su legado patrimonial, son conocidos estos municipios por el mazapán y sobre todo por su artesanía de la madera, de gran calidad realizada por artesanos que han sabido combinar la tradición con los avances del siglo XXI. Las manos de los artesanos de estas localidades han sabido construir, tallar y esculpir todo tipo de objetos a lo largo de la historia, desde los ricos y espectaculares artesonados de las edificaciones más nobles y adineradas, hasta las humildes piezas de artesanía pastoril, pasando por la elaboración de todo tipo de muebles, el tallado de imágenes, la composición de retablos, la elaboración de toneles para la elaboración del vino, la fabricación artesanal de instrumentos musicales y así hasta completar una larga lista que muestra la íntima relación de la provincia toledana con la madera. Por último, finalizamos esta propuesta artesana en la localidad de Burguillos de Toledo para conocer la desconocida pero a la vez destacada artesanía de las vidrieras. La milenaria historia de estas tierras, su rico legado, las culturas que por ella transitaron durante siglos han permitido enriquecer y mantener viva contra viento y marea labores artesanas únicas.