Toledo

Claustro Monasterio de San Juan de los Reyes

Sacristía Catederal Primada de Toledo
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Ciudad Patrimonio de la Humanidad que cuenta con el segundo casco histórico más grande de Europa, después del de Roma, de ahí la importancia de Toledo a nivel nacional e internacional. Tan antigua es su presencia que posee vestigios desde época carpetana, muestra de ello es el yacimiento arqueológico del cerro del Bú.
Toletum, Toleto, Tulaytula muchas son las denominaciones que ha tenido esta impresionante ciudad hasta llegar a la Toledo actual, con un gran legado artístico y cultural, protegido por el abrazo natural del río Tajo, que es lógico que sea conocida y reconocida a nivel internacional atrayendo a más de 3 millones de turistas al año.
Ciudad de las tres culturas con Alfonso X “el Sabio”, ciudad imperial bajo el reinado de Carlos V y ciudad que albergó a uno de los pintores más importante de la historia de este país, Domenicos Theothocopulos más conocido como el Greco, pintor que se encuentra vivo a través de sus obras repartidas por toda la ciudad esperando a ser contempladas por tu mirada.
Esta destacada impronta cultural de Toledo ha dado lugar a que la empresa Puy de Fou haya creado en Toledo el parque histórico más grande e importante de España, que comenzó su andadura con su espectáculo musical El Sueño de Toledo y que ha ampliado su oferta cultural con la creación de un parque temático con espectáculos permanentes sobre la historia de España. Recurso turístico que ha sido acogido con un gran éxito por toledanos y visitantes.
Recorriendo sus calles y callejuelas descubrimos que Toledo es mucho más que grandes monumentos como su catedral primada o su imponente alcázar, nos encontramos con un casco histórico donde podemos observar claramente un gran barrio judío, heredero de un pasado multicultural, de ahí que esta ciudad se encuentre dentro de la Red de Juderías de España como principal destino para conocer el pasado de esta rica cultura sefardí. Tan importante es la presencia cultural de Toledo a lo largo de la historia que ha sido incluida dentro de la Red de Ciudades Teresianas, dentro de la Red de Ciudades Ave o dentro de la importante Red de promoción turística Ciudades Patrimonio de la Humanidad.
Toledo ostenta muchos reconocimientos, como podrás comprobar al disfrutar del entramado urbano de su casco histórico, entre ellos, la Capitalidad Española de la Gastronomía por sus ricos productos basados en las carnes de caza o sus excelentes dulces provenientes de época árabe como el mazapán. Al pasear por sus calles te sorprenderá la riqueza artesana que posee en su interior con oficios milenarios como la espadería, el damasquinado o la artesanía del cuero.
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¿Qué ver?
La santa iglesia catedral, consagrada a la Virgen María en su Asunción a los cielos, comienza a construirse en el año 1226, bajo el mandato del Arzobispo D. Rodrigo Jiménez de Rada, sobre los cimientos de la catedral visigoda del s. VI, que fue utilizada como mezquita. La construcción es de estilo gótico con una clara influencia francesa. Mide 120 m de largo por 60 m de ancho. Está compuesta por 5 naves, sostenida por 88 columnas y 72 bóvedas. Las naves laterales se prolongan por detrás de la capilla mayor rodeando el presbiterio y creando una girola con un doble pasillo semicircular. Su primer arquitecto es el maestro Martín, de origen francés, a quien se deben las trazas de la planta y los comienzos de la obra en la cabecera del templo. Hasta el siglo XIV no se pudieron cerrar las naves laterales, y es en este mismo siglo cuando se construye, en época del arzobispo D. Pedro Tenorio y en el costado norte, el claustro bajo con sus dependencias, siendo la más notable la capilla de San Blas que le servirá de enterramiento. En el siglo XV, se levanta la capilla de San Pedro junto a la entrada del claustro, y posteriormente se construye, en la cabecera, la capilla de Santiago, panteón familiar de la familia Luna. Al finalizar este siglo, en 1493, siendo arzobispo don Pedro González de Mendoza, consejero del Isabel la Católica, se cierra la última bóveda dándose por concluida esta magna construcción. En el siglo XVI se construye el retablo, parte alta del coro y rejas. En la primera mitad del siglo, se cierran todas las vidrieras y se realizan diversas modificaciones de planta como son la sala capitular y capilla mozárabe con Cisneros, y la capilla de los Reyes Nuevos con Fonseca. En su interior cuenta con grandes obras y tesoros como la Custodia de Arfe o cuadros tan importantes como del Expolio de Greco.
En la colina más alta de la ciudad, con 548 m, domina el horizonte la solitaria mole rectangular del alcázar. Es uno de los pocos edificios exentos de la ciudad. Los vestigios de las estructuras anteriores indican que siempre fue un lugar fortificado, desde el pretorio romano y la defensa de la alcazaba musulmana. El actual edificio fue mandado construir por el emperador Carlos V, para tener una residencia digna de tal monarca. Para ello se destruyó casi por completo el anterior castillo medieval, aunque en la fachada oriental quedan estructuras almenadas. Cada fachada del edificio determina artísticamente el momento en que se realiza, dentro de las diversas fases del Renacimiento español. Tuvo diversos usos, como la cárcel de la Corona, cuartel militar de ejércitos propios y extraños, o talleres de sederos, antes de albergar la academia de Infantería. Sufrió el edificio varios incendios, provocados unos, como, en 1710 durante la guerra de Sucesión, siendo restaurado bajo la dirección de Ventura Rodríguez, dos veces durante la guerra de Independencia y en 1887, esta vez fortuito, antes de su casi total destrucción en septiembre de 1936. Su reconstrucción comenzaría en 1940, coronada en 1961 con la inauguración del monumento a los defensores del alcázar durante la guerra Civil, realizado por Juan de Ávalos. Durante años albergó parte del catálogo del museo de Ejército, siendo adaptado para albergarlo en su totalidad, como único emplazamiento nacional de esta colección e inaugurado como tal en 2010. También se realizaron obras de habilitación de la planta superior del edificio a las necesidades de la moderna Biblioteca de Castilla-La Mancha. A través de sus fondos y discurso expositivo, se muestra la historia de España y se da a conocer las aportaciones militares al progreso intelectual, social, cultural y científico de España
Está considerado uno de los museos más importantes de España, no sólo por la singularidad de la sede, el antiguo Hospital de Santa Cruz del Cardenal Mendoza, sino también por la riqueza y variedad de sus colecciones. Fundado por el cardenal Mendoza, el edificio es singular, por ser un hospital que incorpora las nuevas ideas sobre la importancia de la higiene, la ventilación y la luz del sol. Todavía con características medievales, muestra la evolución hacia el plateresco renacentista. Posee tres importantes colecciones: arqueología romana, visigoda, árabe y mudéjar; de pintura toledana de los siglos XVI-XVII, con obras de El Greco; y artes industriales, con ejemplos de cultura popular y tradición artesana local. El edificio fue construido en las primeras décadas del siglo XVI, tras la muerte de su fundador, y constituye una de las obras arquitectónicas maestras del Renacimiento español. Tiene planta de cruz griega con dos pisos, un gran crucero central abierto a ambos pisos y un total de ocho crujías, más otra sala encima del zaguán, todas ellas cubiertas con techumbres de madera. Cuenta, además con dos patios claustrales dispuestos entre sus brazos. En su diseño y ejecución trabajaron figuras tan señeras como Antón y Enrique Egas, famosos arquitectos toledanos de origen flamenco, y el maestro Alonso de Covarrubias. Su magnífica portada, dedicada a la devoción de la Santa Cruz, el claustro principal y la espléndida escalera de Covarrubias, en el patio principal, justifican por sí mismo la visita a este museo.
La Colección Roberto Polo (CORPO) es un recorrido por el arte comprendido entre la segunda mitad del siglo XIX y nuestros días, trazado por la singular y personal mirada de su experto coleccionista, y en sorprendente diálogo con los vestigios históricos y culturales presentes en la arquitectura del conjunto de Santa Fe, desde su fundación como palacio califal (s. IX) hasta su transformación en convento (s. XVI-XVIII). Obras puntuales del s. XIX, una nutrida muestra de las vanguardias históricas y periféricas (norte, centro y este de Europa) del s. XX, hasta llegar al minimalismo de los años 60, y una selección de arte contemporáneo europeo y americano. Son 250 obras de 171 artistas; pintura, escultura, assemblage, artes decorativas y fotografía, distribuidas en 8.000 metros cuadrados. Sorprende el diálogo que se establece entre el arte moderno y contemporáneo, y la arquitectura y ornamentación islámica y mudéjar, y su evolución en el gótico hasta llegar al barroco de su escalera central. Una de las más llamativas muestras de ello es la instalación de Miquel Navarro (Sombras lunares, 2005) en el seno de los restos arqueológicos del palacio de Abd al-Rahman III (siglo X).
Es uno de los monumentos más importantes de la arquitectura hispano-musulmana y mudéjar en España, construida en el 999 (siglo X). Pequeño como las joyas, este valioso edificio milenario, supone un ejemplo único de la pervivencia del arte de Al-Ándalus: una mezquita o pequeño oratorio de época califal a la que dos siglos después, al ser transformada en iglesia se va a añadir un ábside siguiendo el estilo del edificio primitivo dando lugar al arte mudéjar, en perfecta combinación y simbiosis. La actual ermita del Cristo de la Luz es el monumento en pie más antiguo de la ciudad de Toledo. Pequeña pero riquísima en historia y en arte. Sus semejanzas y diferencias con la gran mezquita de Córdoba la convierten en un atractivo turístico que no debes dejar de visitar si vienes a conocer Toledo y quieres empaparte de su historia multicultural. El Toledo islámico, muy desconocido para muchos, goza en este edificio singular de un relevante significado. El Toledo de las tres culturas hecho edificio: la consecución de civilizaciones que protagonizó gran parte de la historia de nuestra ciudad se vuelve a hacer realidad en esta mezquita convertida en iglesia.
Iglesia jesuítica característica del barroco con una soberbia fachada retablo. Se construyó hacia 1629. Enclavada en uno de los puntos más altos de la ciudad. La historia de la iglesia de los Jesuitas se remonta más de tres siglos atrás. La tradición cuenta que se erige sobre la casa natal de San Ildefonso, Patrón de Toledo. Abierta al culto en 1718, cuenta en la capilla mayor con un original retablo consistente en una pintura al fresco, enmarcada por columnas y marco pintados en perspectiva, en lo que ha venido en llamarse trampantojo. Grandes retablos barrocos a cada uno de los lados de la nave central la convierten en un verdadero museo de la escultura que en muchos casos narran la historia de la Compañía de Jesús, presente en la ciudad durante siglos. Sus enormes torres gemelas de más de 50 metros de altura ofrecen al visitante una experiencia única: disfrutar de la vista más privilegiada de la ciudad medieval y de la imponente catedral primada de Toledo.
El museo de los Concilios y la Cultura Visigoda se encuentra en la iglesia de San Román, exponente del primer mudéjar toledano (s. XIII). En el museo se encuentran vestigios materiales de la antigua capital del reino visigodo de Toledo. La iglesia de San Román, sede de este museo, está situada en una de las partes más altas de la ciudad de Toledo. Sus orígenes se podrían remontar al periodo visigodo, ya que bajo la capilla mayor se descubrió en el transcurso de su restauración en 1968 una cripta identificada como un ábside edificado en dicha época. Con posterioridad tal vez fue reutilizada como mezquita ya que hasta 1572 se conservaban en ella varias laudas sepulcrales islámicas. Documentalmente se la cita como parroquia latina por primera vez a principios del siglo XII, en 1125, aunque la fábrica actual corresponde a la edificación consagrada por el Arzobispo Jiménez de Rada en 1221. El inmueble presenta elementos de clara influencia islámica no solo en la arquitectura sino también en la decoración de arcos, pilastras y ventanas. Es de planta basilical con tres naves, la central más alta y ancha, separada por arcos de herradura califal con dovelas alternadas enmarcadas por el alfiz. Las naves se sustentan conforme a un esquema propio del primer mudéjar toledano del XII sobre columnas de fuste romano adosadas a pilares de ladrillo, sobre las que se sitúan doce capiteles de diferentes tamaños. Sobre esta arcada se desarrolla una arquería alta o tribuna de vanos de medio punto. El ábside poligonal de la cabecera estaba exento en su origen como se puede deducir por las saeteras que quizá daban al claustro desaparecido al construir el convento de san Pedro Mártir, y que en la actualidad, quedan dentro del edificio. A lo largo del siglo XIII se añadirían la capilla de la nave de la epístola y la situada a los pies de la iglesia. A partir de 1552 se efectúa la reforma realizada por Alonso de Covarrubias para la ampliación de la capilla mayor que se adaptó a la antigua cabecera ochavada. El retablo es obra de Diego Velasco. Los muros son de mampostería entre una o dos hiladas de ladrillo. En ellos se despliega un espléndido conjunto pictórico realizado al fresco con representaciones figurativas y elementos decorativos. La torre, inspirada en los alminares califales, edificada como exenta a fines del siglo XIII o principios del XIV, se une a la cabecera en el XVI. Consta de un cuerpo bajo liso y un cuerpo y de arcos lobulados abiertos y remata en la triple ventana del campanario. Ambos se separan por medio de un piso más estrecho de arcos lobulados cegados. Los materiales arqueológicos que se exhiben y que testimonian la importancia de la corte visigoda toledana a partir del último tercio del siglo VI, proceden de los fondos del museo de Santa Cruz, de excavaciones recientes y depósitos de la iglesia y de fondos igualmente en depósito del museo Arqueológico Nacional, que provienen de excavaciones antiguas de la provincia de Toledo, y que nos ofrecen vestigios de las hermosas edificaciones civiles y religiosas construidas en el reino visigodo de Toledo.
El monasterio de Santo Domingo el Antiguo es un monasterio que data del s. VI que fue reconstruido en el s. XI después de la conquista de la ciudad por el rey Alfonso VI de León. Fue el primer monasterio autorizado dentro de la muralla. Se reformó en 1577, y es de estilo manierista renaciente. La iglesia destaca por la sencillez de sus formas. Tiene planta longitudinal con crucero y presbiterio de gran desarrollo, con testero plano, lo mismo que los del crucero. Los muros están articulados con pilastras jónicas que sostienen un entablamento de gran desarrollo. La cúpula sobre pechinas está coronada por una linterna. El conjunto del convento gira en torno a dos patios, de los cuales el mayor está totalmente rehecho. El claustro, llamado de Los Laureles, está enteramente construido en ladrillo y es simétrico con las esquinas formadas por la unión de pilares. En la planta baja unos pilares octogonales sostienen los arcos de medio punto trasdosados mientras que en la planta superior los arcos son conopiales. En torno al patio anterior se encuentra la sala capitular y el coro. Desde el patio se accede al antiguo coro de la comunidad donde destacan la solería, con estupendos azulejos que forman grandes figuras geométricas y el gran artesonado de formas renacentistas y mudéjares. Alberga una gran colección de retablos y pinturas de El Greco, pues fue el canónigo Don Diego del Castillo quien trajo al pintor cretense a España, con este encargo.
Es un edificio que albergó una pionera fundación educativa creada por el Cardenal Silíceo en el siglo XVI y que contó con el copatronazgo del rey Felipe II. Funcionó como tal hasta finales del pasado siglo XX. Por ello, actualmente el edificio pertenece al Arzobispado de Toledo y a Patrimonio Nacional. Conserva una recogida iglesia barroca que alberga un espléndido sepulcro del cardenal Silíceo, el fundador. También se puede visitar el patio ideado por Ventura Rodríguez y la Sala Rectoral adornada al estilo del siglo XIX con retrato del cardenal fundador. Son del Real Colegio dos cuadros de El Greco que actualmente se encuentran en la catedral.
La iglesia del Salvador fue una mezquita hispano-musulmana cuya fecha de construcción está por determinar, aunque algunos investigadores la datan en 1041 o posiblemente anterior. La actual iglesia es de planta basilical, de tres naves de desigual tamaño, ligeramente más alta la central que las laterales. Cuenta con tribuna a los pies, a la que se accede por una escalera situada junto a la torre. Está orientada al sureste, en dirección a La Meca. Se ha conservado una arquería en la nave de la Epístola, compuesta por siete soportes, de los cuales seis son columnas romanas y uno es un pilar visigodo decorado con milagros de Cristo relacionados con el tema de la Resurrección y con motivos geométricos, soportes que van coronados con capiteles y cimacios romanos y visigodos reaprovechados. A partir de ellos cabalgan arcos de herradura enjarjados, construidos en ladrillo a excepción de la clave formada por un sillar. La torre se corresponde, en parte, con un anterior alminar, cuyo coronamiento fue sustituido por un remate barroco de ladrillo. Su planta es cuadrada, con un machón central de base casi cuadrada, en torno al cual se desarrolla la escalera. La fachada exterior está realizada con piedra de sillería y lleva incrustaciones de cenefas de origen visigodo como elemento decorativo.
La iglesia de Santo Tomé o de Santo Tomás Apóstol se encuentra ubicada en el centro histórico de la ciudad de Toledo y fue fundada después de la reconquista de esta ciudad por el rey Alfonso VI de León. Aparece citada en el siglo XII, como construida sobre el solar de una antigua mezquita del siglo XI. A principios del siglo XIV, por encontrarse en estado ruinoso fue totalmente reedificada a cargo de Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de Orgaz y se transformó el antiguo alminar de la mezquita en un campanario de estilo mudéjar. El edificio consta de tres naves con crucero, cubiertas por bóvedas de cañón y ábside poligonal. La capilla mayor tiene mezcla de mudéjar y gótico flamígero; el templo posee una cúpula central en forma de estrella de ocho puntas con los nervios pintados. En el lado del Evangelio, cerca del altar mayor, una puerta conduce a la entrada de la torre-campanario y desde allí se puede subir por medio de una escalera. La iglesia posee en sus capillas, dos retablos barrocos, uno de ellos plateresco y una pila bautismal del siglo XVI. En los pies de la nave correspondiente al lado de la Epístola, en la llamada capilla de la Concepción, se encuentra expuesto el famoso cuadro del Greco denominado "El Entierro del Conde de Orgaz", un óleo sobre lienzo de 4,80 x 3,60 m, pintado en estilo manierista por el pintor entre los años 1586 y 1588.
Este inmueble es un edificio singular del siglo XIV, ejemplo excepcional de arquitectura civil de este momento, declarado Monumento Histórico Artístico en 1931. Adquirido por el Estado, fue abierto al público como museo en 1963. El edificio formaba parte de una de las llamadas “casas principales” construidas por la nobleza toledana en los siglos XIV y XV, probablemente por Lope González Palomeque y Mayor Téllez de Meneses, señores de Villaverde entre 1346 y 1349. Posteriormente albergó usos como el de convento, taller de piedra y cantería, hasta ser adquirido por el Estado en 1959. Esta pieza del palacio consta de tres estancias: salón central y dos salas en los extremos, siguiendo el modelo andalusí de gran salón de planta rectangular flanqueado por dos alcobas. Las tres estancias se cubren con armaduras de madera, de gran valor histórico artístico. Tanto los vanos como los altos muros interiores conservan gran parte de su decoración de yeserías policromadas de raíz hispanomusulmana, con motivos geométricos, vegetales y epigráficos árabes, además de elementos simbólicos y heráldicos.
La casa de "El Greco" se situaba en el corazón de la judería toledana. Perteneció a Samuel ha-Leví, tesorero del rey Pedro I de Castilla y, con posterioridad, fue del marqués de Villena. A principios del s. XX los restos de esa casa fueron derribados, habilitándose un nuevo edificio (a 200 m del anterior) que había sido una casa-palacio renacentista del s. XVI, propiedad de la duquesa de Arjona, donde se reunió la obra pictórica del artista y que abrió al público en 1912. El artífice de esa rehabilitación fue el II marqués de la Vega-Inclán que la completó con muebles y enseres del siglo XVI. Este personaje fue uno de los mecenas más importantes de la primera mitad del siglo XX, que llegó a imponer en nuestro país la moda de la reconstrucción de los ambientes históricos en los que habían surgido las obras expuestas. Convertida en Casa-museo, ésta es la única de España dedicada a la figura del pintor y tiene como finalidad esencial transmitir y hacer comprensible a la sociedad la figura del Greco, así como la influencia de su obra y personalidad en el Toledo de comienzos del siglo XVII. El nuevo edifico constituye un bello conjunto que da idea de cómo era una casa acomodada de los siglos XVI-XVII, recreando diversos ambientes (fachada y puerta de entrada a la casa, jardín, patio interior, sala de estar, estudio, cocina, capilla, etcétera) y todo ello decorado al gusto de la época.
La sinagoga del Tránsito, o de Samuel ha-Leví, situada en la judería de Toledo, es un edificio del siglo XIV erigido bajo el mecenazgo de Samuel ha-Levi, en tiempos del rey Pedro I. Es una sinagoga construida en estilo mudéjar en la que destaca la techumbre con armadura de par y nudillo, la Gran Sala de Oración ornamentada con arquillos que permiten la entrada de luz exterior y frisos de yeso policromados decorados con motivos vegetales, geométricos y epigráficos, además de motivos heráldicos de la corona de Castilla. Las dimensiones de este templo son 23 m de longitud, 9,5 m de ancho y 17 m de altura. El edificio tiene una planta salón, rectangular, como en muchos edificios cristianos de la época. El alzado se divide en dos plantas, la inferior es la zona donde se situaría la zona del rito y en la zona superior todavía se aprecia la ubicación de las vigas que sostenían el lugar dónde se ponían las mujeres que ocultas de los hombres por celosías, asistían a la liturgia. Actualmente el edificio es sede del museo Sefardí de Toledo, recordando la comunidad judía y sus descendientes que vivieron en la Península Ibérica hasta su expulsión en 1492. La exposición permanente tiene como objetivo dar a conocer la historia de los judíos en España, su llegada a la Península Ibérica en época romana, su edad de oro cultural durante la edad media, su expulsión por los reyes Católicos en 1492, el fenómeno de la conversión y su persecución por la Inquisición. El guión expositivo llega hasta la actualidad, poniendo el foco en el exilio y desarrollo de las comunidades sefardíes por todo el mundo.
En el singular espacio de Roca Tarpeya, lugar que fuera casa y taller del escultor Victorio Macho, se muestra gran parte de su obra. La colección del Museo Victorio Macho se compone de 91 esculturas y 48 dibujos de distintas etapas artísticas del autor, con una cronología muy amplia que va desde 1903 a 1965. La mayor parte de las obras provienen del legado del escultor, aunque la Fundación ha logrado ampliar la colección con nuevas piezas de gran valor. Una significativa selección se muestra al público distribuida en tres espacios. El museo, pequeño edificio exento, recibe al visitante con tres autorretratos de Victorio Macho y la escultura La Piedad. A continuación, la galería de retratos de sus amigos Unamuno, Ramón y Cajal, Marañón, Iturrino, Menéndez Pidal y Madariaga, junto a los de Ramírez Ángel y Alfredo López Casal, donados ambos por sus familiares nos lleva hasta la estatua sedente de La Madre, que se adueña del espacio con su gran fuerza expresiva. otra serie confirma la gran calidad retratística que caracteriza al autor, se exponen una selección de retratos e interesantes dibujos, entre los que destacan los tipos regionales y los grandes desnudos. La extraordinaria escultura el Torso Gitano completa el recorrido. La Cripta, situada bajo la casa, es donde el escultor colocó allí la estatua de Mi Hermano Marcelo, una de sus obras más queridas y que le dio más fama. Junto al sobrecogedor yacente se exponen dos estudios previos de la misma y otros dibujos de familia, entre otras obras. En el jardín permanecen las mismas obras que el escultor tenía expuestas y que caracterizaron la imagen tradicional de Roca Tarpeya, a las que se han unido algunas otras esculturas para ampliar y enriquecer el espacio expositivo. En esta muestra al aire libre destacan la grandiosa Eva de América, del Monumento a Belisario Porras de Panamá, entre otras.
Es un templo construido en el barrio judío de Toledo en el 1180, como sinagoga que, habiendo funcionado como tal durante 211 años, fue expropiada y transformada en iglesia como consecuencia del pogromo de 1391. En 1550 se acometió una reforma atribuida a Covarrubias para instalar un beaterio, que al menos estuvo funcionando hasta 1637. En 1791 se adaptó el lugar para que sirviera de cuartel. Restaurado de su situación de ruina en 1851, en la actualidad cumple una función turística. Este edificio mudéjar, creado por canteros moros, está dispuesto en sentido este-oeste y es de planta basilical, con cinco naves estrechas dispuestas escalonadamente en altura y separadas por pilares sobre los que descansan arcos de herradura. Si bien existe cierto contraste entre la sobriedad del exterior de la sinagoga y su elaborado interior, el edificio presenta no poca austeridad. Conforme a la tradición oriental, el mismo 'vive' hacia el interior. Sus elementos arquitectónicos incluyen paredes blancas y lisas hechas de ladrillo, pilares octogonales con zócalos de azulejos, decoración geométrica en los frisos y vegetal en los capiteles de los pilares. Todas estas características y la distribución de los espacios, con sus naves formadas por la sucesión de arcos de herradura soportados por pilares, tienden a recordar la tipología propia de una mezquita. Los treinta y dos pilares de este templo son de ladrillo recubierto por cemento y cal. Ornados de piñas y volutas, sus capiteles denotan influencia del arte románico. Por encima de los arcos de herradura prevalece la ornamentación abstracta en frisos horizontales que incluye molduras con delicados motivos basados en la interacción de líneas y medallones. Los entrelazados geométricos formados por las líneas son de origen almohade.
El convento de San Juan de los Reyes, formado por la iglesia y el claustro, es un cenobio de Toledo, perteneciente a la Orden Franciscana, que fue construido bajo el patrocinio de la reina Isabel I de Castilla. El convento es un monumento que conmemora la victoria de los Reyes Católicos sobre el rey Alfonso V de Portugal en la Batalla de Toro y de los logros y el programa político de aquellos. La construcción del conjunto fue encargada al arquitecto Juan Guas y su discípulo Enrique Egas y al escultor flamenco Egas Cueman, comenzando las obras en 1477 y finalizando el 1517. La iglesia terminó de construirse en 1495 y corresponde plenamente al tipo isabelino, también conocido como gótico toledano o hispano-flamenco; es de una sola nave, con capillas entre los contrafuertes con pináculos goticistas, coro alto en los pies sobre la bóveda que sirve de vestíbulo, y altar elevado sobre gradas. Destaca las capillas hornacinas existentes en los laterales de la nave, el cimborrio octogonal en la cabecera y el crucero que es excesivamente grande. El espacio interior está perfectamente jerarquizado, con una zona dedicada a la corona (con verja) separada del pueblo. El claustro se concluyó en 1476 (antes que la iglesia); es de planta cuadrada y tiene dos pisos. En el s. XVI se construyó otro gran claustro simétrico al anterior y de estilo plateresco, conocido como Claustro del Rey y que desapareció, tras un incendio, en tiempos de la guerra de Independencia. También, en este periodo (1808-1814), el claustro que hoy podemos contemplar sufrió grandes desperfectos, fruto del saqueo y el pillaje de las tropas francesas, por lo que fue necesario acometer su restauración integral que se inició el 2 de mayo de 1883, dirigida por el ilustre arquitecto Arturo Mélida. El exterior del edificio posee dos portadas, la del oeste y la del norte que da a una gran plazoleta. Una crestería de piedra recorre su perímetro (tanto de la iglesia como del claustro). En sus muros se pueden ver las cadenas que simbolizan la liberación de los cautivos cristianos de la campaña de guerra de Granada contra los musulmanes.
La fundación se debe a la duquesa viuda de Lerma quien restauró y acondicionó el antiguo Hospital de Tavera, también denominado Hospital de Afuera y la vinculó a la casa de Medinaceli. El edificio fue erigido, en 1544, por el cardenal Tavera, enterrado en la Iglesia del Hospital y cuyo sepulcro es obra de Alonso Berruguete. El proyecto lo hizo Bartolomé de Bustamante, continuando las obras Covarrubias, los Vergara y, más tarde, Vandelvira. El museo expone importantes pinturas de El Greco y diversos maestros de primerísima fila: Ribera, Berruguete, Tintoretto, Lucas Jordán, Canaletto, Tristán, Sánchez Coello, etcétera que alternan tapices, mobiliario y objetos suntuarios con una magnífica biblioteca. Su famosa farmacia guarda una importante colección de botes de cerámica de Talavera y Puente del Arzobispo, destacando en el conjunto de tarros, redomas y frascos un mueble decorado y con un gran número de cajones, denominado el ojo del boticario. Especial mención debemos hacer del patio renacentista. Los patios y la fachada sur fueron los primeros en construirse. Constan de dos plantas y ambos, junto con la galería central, están tratados de la misma manera. Los dos pisos tienen la misma altura: el bajo, dórico-toscano, con arcos de medio punto, y el superior, jónico, con escarzanos. La decoración tiene la clara impronta de Covarrubias: el orden dórico con su entablamento de metopas y triglifos tiene las enjutas decoradas con unos espejos negros que, en el orden superior, han sido sustituidos por unas rosetas. El patio, uno de los más hermosos del renacimiento español, posee una galería central, que comunica el zaguán con la iglesia. La iglesia tiene una sola nave que se cierra con bóveda de cañón con lunetos, ábside semicircular y crucero plano poco profundo. El crucero está cubierto con una cúpula de media naranja sobre pechinas con tambor y una linterna como coronación. Toda la iglesia está recorrida por pilastras dóricas que soportan un entablamento corrido. En el exterior, el ábside semicircular con pilastras dóricas destaca por su forma y volumen del edificio. Un gran cimborrio octogonal recubre la media naranja interior, y en sus cuatro lados se alzan cuatro pirámides muy alargadas que hacen que la parte superior de la iglesia se eleve en gran manera por encima del edificio del hospital. El hospital actualmente alberga la sede de la Fundación Duque de Lerma y su museo, junto con la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional.
Convento de clausura toledano del siglo XIV, formado por dos de los palacios mudéjares más antiguos y completos de Toledo. La iglesia consta de dos naves paralelas cubiertas por alfarjes, en la que se conservan importantes obras de Jorge Manuel Theotocópuli, Luis Tristán, Diego de Aguilar, Pedro de Cisneros o Juan Bautista Monegro. El coro conserva restos de pinturas murales del siglo XV, esculturas del siglo XIV y la sillería de nogal tallada del siglo XVI. El claustro de los laureles, de estilo mudéjar, con zócalo de azulejos talaveranos (s. XVI), conserva una interesante pintura mural (s. XV) que representa la escena toledana de la Virgen imponiendo la casulla a San Ildefonso. El patio del naranjo (siglo X) es la zona más antigua del convento, da entrada a la sala de profundis y la sala Capitular que corresponde a la antigua casa islámica del alfaquí. El espacio contiguo a la sala de profundis se encuentra literalmente volado sobre el cobertizo de Santo Domingo. Al fondo se encuentra la sala de labor de las hermanas con amplios ventanales y con magníficas vistas hacia la zona norte de la ciudad de Toledo. A lo largo de la visita se pueden apreciar interesantes obras de arte, yesería, pintura, escultura, cerámica y orfebrería de incalculable valor.
El convento de Santa Isabel de los Reyes está situado en la plaza de Santa Isabel, a poca distancia de la catedral, en el antiguo barrio de los tintoreros y fue fundado en 1477 por doña María Suárez de Toledo, bajo la advocación de Santa Isabel de Hungría. El monasterio está constituido por varios edificios: dos palacios mudéjares del s. XIV (de los Suárez de Toledo y los Ayala) y la iglesia de San Antolín convertida en iglesia conventual. La iglesia fue reconstruida en tiempos de Carlos I, manteniéndose la portada renacentista, realizada en el reinado de los reyes Católicos (1500); es de estilo gótico, con artesonado de madera de estilo mudéjar. El retablo mayor de la iglesia es de estilo plateresco y presenta altorrelieves y gran número de tallas. A sus pies, se encuentra un zócalo de azulejería, del s. XVI. En la nave de la Epístola destaca un retablo del siglo XVI, la misma época del retablo mayor, fechado en 1572. En los pies de la iglesia se levantó también en el siglo XVI el coro de las monjas, donde se encuentra enterrada Sor María la Pobre, la fundadora del convento, destacando el zócalo de azulejos talaveranos y la sillería. Uno de los claustros, el de la Enfermería, se articula sobre planta cuadrada, de dos pisos, con arquerías de medio punto sobre pilares de ladrillo que dan acceso a los salones, con yeserías y alfarjes del s. XIV. En el alfarje que cubre el pórtico que rodea este patio puede verse los castillos de los de Toledo o los lobos de los Orozcos. Otras dependencias del conjunto conventual son: el patio de los Naranjos, la sala Capitular, la puerta del palacio de Pedro Suárez de Toledo, Antiguo Palacio de Inés de Ayala, sala de la Fundadora y restos de la fachada del palacio de Juana Enríquez. Actualmente este complejo de edificios alberga en algunas de sus dependencias, un taller dedicado a la producción del damasquino (orfebrería), artesanía típica de la ciudad de Toledo.
El convento de Santo Domingo el Real está situado en la zona norte de la ciudad de Toledo, sobre el perímetro exterior de la cornisa que delimita el peñón toledano en este sector. Fue fundado en 1363 por Doña Inés García Suárez de Meneses recibiendo el apelativo de El Real debido a que en él ingresaron distinguidas damas pertenecientes a la estirpe regía. Su acceso principal se realiza por la calle de la Merced, en donde la portería del convento da paso al resto de la estructura, que se articula en torno a tres patios: el del Rosal, el del Moral y el de S. Martín de Porres. El edificio está conformado por bloques independientes relacionados entre sí, que se han ido incorporando al núcleo principal en el transcurso del tiempo. La primera se produjo a finales del siglo XIV, momento en el que se construyó la vieja iglesia y otras dependencias de estilo mudéjar, aunque las grandes reformas se efectuaron en el s. XVI. A mediados de dicho siglo se transforma el coro, y entre 1566 y 1575 se construyó una nueva iglesia, siguiendo un diseño que parece corresponder a la mano del escultor y arquitecto Diego de Velasco de Ávila. En 1583 se realizó el llamado claustro de la Mona. La iglesia está ubicada en la plaza de Santo Domingo el Real y se accede a ella a través de un pórtico apoyado en cuatro columnas dóricas de piedra sobre altos basamentos, que resguarda tres puertas de acceso adinteladas. Es de una sola nave y planta rectangular con tres capillas hornacinas por cada lateral. Posee un coro a los pies del templo y una cúpula pseudoelíptica que cubre el gran espacio rectangular de la nave central. En el exterior, la obra es de mampostería encintada entre ladrillo de tejar y los tejados se cubren con teja curva o árabe.
El convento de las Comendadoras de Santiago está situado actualmente en el extremo norte de lo que fue el monasterio de Santo Domingo el Real. Fue fundado a mediados del siglo XIV sobre las casas que había donado Dª Inés García Meneses. Poco a poco las antiguas dependencias fueron creciendo, siendo durante el s. XVI cuando se realizaron las grandes obras, fundamentalmente la iglesia y el claustro. Forman parte del convento el antiguo refectorio de Santo Domingo, anterior a las obras del s. XVI, en el que destaca el alfarje de finales del s. XV. Hoy en día en esta habitación se hallan situados la iglesia y el coro bajo. La iglesia conserva todavía el púlpito renacentista y su falta de puerta hacia la calle nos indica que este convento formaba parte de otras dependencias anteriores. También forma parte del convento el claustro que fue trazado por Diego de Alcántara, tras las obras de la nueva iglesia dominica empezada en 1565. Llamado éste de la Mona, es de planta cuadrangular, de dos pisos, el inferior con arcos sobre columnas pareadas y el segundo adintelado. Las galerías están cubiertas con vigas, separadas por tabicas. En las esquinas del patio se encuentran los respectivos retablos. Los muros de este claustro están cubiertos con azulejería, realizados según la traza de Alcántara.
El convento de Carmelitas Descalzos debió ser edificado entre 1643 y 1655. Dispone sus dependencias en torno a un patio, cuyo piso principal lo forman cuatro galerías con bóveda de cañón con lunetos, salvo en los tramos de esquina que están cubiertos con bóvedas de arista; todo es muy sencillo, funcional y parámetros enjalbegados. La iglesia es de planta rectangular, de tres naves, la central el doble de ancho que las laterales y cubierta con bóveda de medio cañón. Posee un amplio crucero de brazos cortos con cúpula sobre pechinas. Tiene el coro en alto, situado a los pies del templo, cuyo acceso desde el exterior es una triple arquería de altura desigual sobre pilares. El exterior es, en general, de ladrillo visto con rafas de mampostería, de volúmenes cúbicos y perfiles rectilíneos, con cimborrio cuadrangular que enmascara la cúpula. La portada es de piedra, del tipo retablo -cuerpo y ático con hornacina-, con soportes en forma de pilastras toscanas.
Cromática es como se denominan a la escala de colores y a la escala musical. De ahí el nombre de este museo situado en el casco histórico de una de las ciudades más bellas del mundo. El Cromática es una mezcla de museo y galería de arte, donde se fusionan música y pintura por medio de más de 30 artistas de diferentes estilos y nacionalidades, que utilizan como lienzo, instrumentos de música. Un lugar lleno de historia, rincones y recovecos, en los que perderse mientras degusta un buen vino, escucha música en directo y disfruta de una colección de instrumentos musicales de gran calidad, convertidos en verdaderas obras de arte, que además, si lo desea podrá adquirir. Enclavado en lo que fueran parte de los antiguos Palacios Árabes de Galiana y que desde hace más de 500 años, es el Convento de la Inmaculada Concepción. Este convento en su origen perteneció a la Concepción Francisca, franciscanos que lo fundaron en 1280. Fue ampliado gracias al empeño de la reina María de Molina y en 1501 los franciscanos abandonaron el lugar para trasladarse a San Juan de los Reyes. Fue cedido por Isabel la Católica a la comunidad concepcionista fundada en 1484 por santa Beatriz de Silva. Con la llegada de las Concepcionistas, el convento se transformó enormemente. Posee, por tanto, dos etapas constructivas claramente diferenciadas, la franciscana (s. XIII-s. XV) y la correspondiente a la Orden de la Concepción (s. XVI). En un primer momento se realizan la iglesia primitiva, el claustro bajo y el coro bajo y en un segundo momento el coro y el claustro alto. La iglesia tenía una nave central y dos laterales con capillas. El espacio que ocupaba la nave central corresponde ahora con el patio de acceso al templo. La construcción es del s. XVI con ábside construido en mampuesto con verdugadas de ladrillo de estilo románico-mudéjar. En el interior, la iglesia posee seis tramos divididos por pilastras adosadas. El claustro del convento es rectangular formados por pilares achaflanados y sobre ellos descansan arcos apuntados.
El convento de San Clemente es considerado como uno de los primeros monasterios toledanos fundado extramuros de la ciudad, después de la reconquista de ésta por Alfonso VI en 1085. Posteriormente, en tiempos de Alfonso VII, se trasladó a unas casas particulares en el interior, que con el tiempo fueron creciendo y transformándose hasta abarcar toda una manzana. Actualmente está ocupado por monjas cistercienses. El convento es de grandes dimensiones y su planta obedece a ese crecimiento paulatino, provocado por la yuxtaposición de elementos. La diferencia de cotas entre las distintas zonas de la manzana produce un número distinto de plantas y como elementos organizadores aparecen dos patios. La iglesia está situada paralela al eje de la calle de San Clemente con acceso directo desde ella. Es de una sola nave dividida en dos tramos, con muros enlucidos y decorados con pinturas murales sobre pasajes evangélicos. Los soportes vienen constituidos por muros corridos sobre los que descargan arcos apuntados que engendran bóvedas de crucería estrelladas. En 1534 el presbiterio se reformó por Alonso de Covarrubias, adoptando una forma ochavada, labrándose los ochavos de piedra berroqueña y la bóveda de crucería. La sala capitular es una estancia adosada al muro del evangelio de la iglesia, cuya cubierta es una techumbre plana de madera o alfarje. Posee además un conjunto de azulejos de mucho interés. En el suelo aparecen azulejos de arista del siglo XVI formando figuras geométricas intercalándose con ladrillos rojos. Un gran banco de azulejería recorre la estancia y del mismo material es el altar. El convento tiene además varios patios, entre los que destacan uno llamado de las Procesiones, que es el verdadero corazón del convento por donde se accede al coro, a la iglesia y a la sala capitular. Las trazas del mismo son de Covarrubias, continuando su construcción Nicolás de Vergara el Mozo y Monegro como contratista. Consta de dos pisos de orden toscano, el primero con arcos de medio punto y el segundo arquitrabado con columnas de piedra sobre pedestal. El otro patio es el del Refectorio, que es obra del maestro José Ortega y más tardío que el anterior. Consta también de dos alturas, la inferior con arcos sobre columnas de piedra y una segunda arquitrabada. Al norte del patio anterior se sitúa el refectorio, habitación muy alargada, decorada también con azulejería de arista. El convento posee dos portadas principales: una de acceso a la iglesia y otra al convento. La primera es obra de Alonso de Covarrubias, algo anterior a la del convento; es de color blanco de la piedra de Regachuelo y está formada por un arco semicircular que descansa sobre dos columnas abalaustradas, decorada con putti, guirnaldas y tondos con cabeza, exponentes del estilo plateresco. La segunda es más sobria y fue contratada en 1612 por Toribio González, según trazas de Monegro. Es arquitrabada con dos columnas jónicas sosteniendo el entablamento, con escudo de Castilla y León y un frontón partido cobijando una hornacina con el santo titular. Actualmente una parte del convento (zona norte) ha sido cedida a la Excma. Diputación de Toledo. Se trata de un espacio articulado en torno a dos patios gemelos que han sido restaurados, para servir de sede al Centro Cultural San Clemente, un museo que alberga una biblioteca, una unidad de restauración y un centro de exposiciones.
Las Cuevas de Hércules son unos espacios subterráneos abovedados de época romana que se localizan fundamentalmente en el número 2 y en el número 3 del callejón de San Ginés, bajo un inmueble que ocupa el solar de la que fue iglesia de San Ginés hasta 1841. Este espacio, que se utilizó en época romana como depósito de abastecimiento hidráulico, se realizó en dos fases constructivas y está cubierto con bóveda de cañón, realizada en sillarejo. Del primitivo depósito, de forma rectangular, construido casi con total seguridad en época altoimperial (probablemente hacia la segunda mitad del siglo I) y que presentaba el aspecto de un gran tanque a cielo abierto con un rebosadero en el borde, se conserva la primera mitad del muro, que da al callejón de San Ginés, realizada en opus caementicium y revestido de opus signinum. La segunda mitad del muro nordeste que da a la calle, es la realizada en la segunda fase romana; se construyó un paramento, en opus quadratum de siete hiladas de sillares de variado tamaño, que se adosa al muro lateral nordeste de la estructura hidráulica de la primera fase, y que va a ir aumentando progresivamente su tamaño del suroroeste al sureste creando una nueva línea de orientación al muro, que será la que genere la planta trapecial que tendrá la nave.
Estas termas nos permiten vislumbrar la monumentalidad que, a imitación de la capital del Imperio, Roma, alcanzó Toledo. El empleo del hormigón de cal -opus caementicium- o el arco formado por dovelas de piedra, supusieron verdaderas revoluciones de la ingeniería en Hispania. Aquí podemos ver parte del sistema de suministro de aguas limpias a la ciudad, y del abastecimiento a los mayores edificios públicos, sobre los que se dispuso un complejo balneario o termal.
El Oratorio de San Felipe Neri está situado en la plaza de los Postes o de Amador de los Ríos, en el centro del casco histórico de Toledo. Se trata de una capilla gótica perteneciente a la antigua iglesia parroquial de San Juan Bautista (hoy desaparecida) que ocupaba antaño esa plaza. La capilla (actual oratorio) estaba situada en el muro del evangelio de la iglesia y la mandó construir don Sancho Sánchez de Toledo, estando regida por la cofradía de la llamada "Escuela de Cristo". La fábrica de la capilla es gótica y consta, fundamentalmente, de un gran espacio rectangular donde se abre el presbiterio, de muy poco fondo. El espacio se halla cubierto con una bóveda de aristas. Los muros exteriores son de mampostería, y la entrada se realiza por una puerta de granito de factura sencilla. En el muro se observa todavía el gran arco ojival que permitía el paso desde la antigua iglesia a la capilla.
Está situado al norte de la ciudad, en la denominada Vega Baja; se construyó hacia la segunda mitad del s. I d. C., a finales de la dinastía Julio-Claudia y se dedicó a las carreras de carros. Está orientado en dirección NO-SO. Su planta, como la de todos los circos, es un rectángulo con dos lados rectos y casi paralelos, un extremo en forma de hemiciclo y otro extremo ligeramente curvado, en arco de círculo, que conforma las carceres o casillas desde donde salían los carros. El espacio donde se desarrollan las competiciones o arena está delimitado por el podium que determina sus dimensiones, dando lugar a un eje mayor de 408 m aproximadamente y un eje transversal, que en la zona del hemiciclo viene dado por la cuerda del arco de 86,20 m mientras que en las carceres se haría más estrecho, cerca de 82-83 m. El espacio anterior se encuentra dividido longitudinalmente por la spina, o barrera central, alrededor de la cual las bigas o cuádrigas daban las siete vueltas preceptivas. Alrededor de la arena se dispone el graderío o cavea, que ocupa el hemiciclo y los dos lados rectos, mientras en el extremo opuesto, como se ha indicado ya, se locatizan las carceres. El graderio consta de un maenianum primum o graderío inferior y un maenianum summun o superior.
Fue inaugurada en 1919 destacando por su estilo neomudéjar. Ubicada al este de la ciudad, el grueso de la construcción se llevó a cabo entre 1916 y 1917 siendo su arquitecto D. Narciso Claveria. Ocupa una superficie de 12.600 m2 y está realizada con fábrica de mampostería de piedra con verdugadas de ladrillo. Se compone de un pabellón central de dos alturas, flanqueado por dos alas laterales de menor altura, con remates en almenas escalonadas. Las fachadas, anterior y posterior de la nave principal del edificio, están ocupadas por diez arcos polilobulados, cinco a cada lado simétricamente enfrentados, que alcanzan las dos alturas. El interior de esta nave se cubre con un gran artesonado, con maderas trabajadas en taracea y marquetería. La azulejería que cubre el zócalo de los muros y las rejas, verjas y lámparas de hierro son elementos que también decoran esta estancia. Al exterior la cubierta es a cuatro aguas, mientras que la que cubre el andén se apoya en columnas de fundición. Existen otros tres edificios de carácter menor, a ambos lados del edificio principal, de carácter exento pero con el mismo estilo arquitectónico que el edificio principal. En el lado izquierdo de la estación aparece una torre cuadrada, de cinco cuerpos, de ladrillo, adornada con juegos de arcos polilobulados y con un reloj en los cuatro lados. Todo el recinto está cercado por una magnifica verja de hierro, obra de Julio Pascual.
Es una entrada monumental abierta en las murallas de la fachada norte de la ciudad de Toledo. Existe cierto debate en lo referente a su origen y antigüedad, pudiendo ser este primero árabe o mudéjar. Sufrió una reconstrucción a mediados del siglo XVI, que debió de comenzar hacia 1540 y que llevarían a cabo Nicolás de Vergara el Viejo, Juan de Benavides, Eugenio Sánchez y hacia 1547-1548 Alonso de Covarrubias. Las obras finalizarían definitivamente en 1576. La Puerta está formada por dos cuerpos independientes con dos altos muros almenados que los unen, formando un patio entre ellos, donde se encuentra una estatua de Carlos V. El lado externo de la puerta está formado por un arco de medio punto con sillares almohadillados, sobre el que se encuentra un gran escudo de la «Ciudad Imperial», con su águila bicéfala, además de un frontón con una escultura de un ángel custodio. Flanquean esta entrada dos grandes torreones circulares. El cuerpo que da a la ciudad tiene otra puerta de arco de medio punto, flanqueada por dos torreones cuadrados rematados por tejados piramidales.
La puerta del Sol es una construcción situada en el lado norte de la ciudad de Toledo, que existía en el s. I d. C. adosada a la muralla romana en forma de sencillo torreón de grandes sillares. Sucesivas modificaciones posteriores fueron retocando su fisonomía original. Los musulmanes la convierten en una potente torre cuadrada; en el último tercio del s. XIV, con el arzobispo Pedro Tenorio, aparece como una de las puertas más importantes de entrada a la ciudad; en el s. XVI el corregidor Gutiérrez Tello decora la fachada norte con el gran medallón de mármol, con la escena de la imposición de la casulla a San Ildefonso y en el s. XVII se añaden las pinturas con las figuras de la luna y el sol (de aquí su actual nombre). Actualmente vemos una construcción donde predomina el estilo del mudéjar toledano (realizado con verdugadas de ladrillo, formando geometrías, con series de arquillos ciegos entrecruzados), sobre una base de materiales procedentes de épocas anteriores como son los grandes sillares de granito (en las partes bajas y las jambas), el sillarejo (en sus lienzos), o los arcos de herradura y apuntados de los vanos. Como elementos defensivos aparecen las buhardas (habitáculos cuyo suelo tiene una abertura alargada y estrecha) situados encima de los accesos de la puerta, los matacanes (paramentos voladizos sostenidos por ménsulas o contrafuertes) sobresaliendo en las paredes exteriores y el rastrillo o gran reja metálica calada acabada en puntas, a modo de portalón.
La puerta de Alfonso VI es un acceso a Toledo por su lado norte, abierto en la muralla medieval. También es conocida como "puerta Antigua de Bisagra", llamada así por su nombre original Bib-xacra, según textos del siglo XII, que significa "puerta de la Sagra". Su construcción data del siglo X, aprovechando restos de edificaciones previas, aunque se le hicieron distintas modificaciones de estilo mudéjar no anteriores al siglo XIII en su parte superior. En la época en la que la ciudad estaba bajo dominio islámico, la puerta era la entrada principal a la urbe desde la Vega. Más tarde, tras la construcción de la puerta Nueva de Bisagra, permaneció cerrada, abriéndose únicamente para ocasiones señaladas, cayendo así poco a poco en abandono hasta su restauración y reapertura en 1905, siglos más tarde. Arquitectónicamente hablando es de planta rectangular con un arco principal de herradura en el centro, rodeado de un alfiz (moldura o marco que rodea la parte exterior del arco) y atravesado por un dintel muy característico que le confiere un aspecto muy original. Los aparejos utilizados en la construcción de esta puerta son varios y proceden de distintas épocas: viejos sillares visigodos reaprovechados hechos de granito cubren las zonas bajas de la puerta, los pilares que sustentan los arcos interiores y el alto zócalo y las dovelas de arco de herradura de su fachada norte; el ladrillo de origen árabe se emplea exclusivamente para las bóvedas y arcos; y en los lienzos de sus fachadas se emplean verdugadas de ladrillo de estilo mudéjar toledano (construcción mixta que alterna el mampuesto con hiladas de ladrillo para dar consistencia a los muros).
La puerta del Cambrón es una de las más antiguas del recinto de la ciudad. Hasta el s. XV era llamada "puerta de los Judíos" por su proximidad al barrio hebreo o también "puerta de Santa Leocadia", patrona de la ciudad. A partir de 1442 aparece ya con el nombre actual, al parecer debido a la planta "cambronera" que crecía en lo alto. La puerta tiene un origen muy antiguo, al parecer de origen visigodo. Hoy en día conserva parte de la estructura de época musulmana con un aspecto exterior de estilo renacentista, fruto de las remodelaciones acometidas en el s. XVI. En estas obras participaron los maestros Hernán González, Diego de Velasco o Juan Bautista Monegro. La puerta consta de dos fachadas, una interior que mira hacia la ciudad y otra exterior hacia la vega del río Tajo, constando cada una de dos torreones. En el centro existe un gran patio rectangular. En la zona superior estaban las habitaciones del guardián. La parte inferior de la fachada interior posee un arco entre columnas dóricas con un tipo de almohadillado serliano. En el centro de esta fachada se halla el gran escudo real encima de una urna con la imagen de Santa Leocadia. En la fachada que mira hacia la vega del río Tajo, encima del arco de medio punto, aparecen dos arcos a modo de balcón debajo de un gran escudo real, situado en un edículo de frontón partido y dos figuras de reyes godos. Las torres están construidas en su parte superior totalmente de ladrillo y rematadas con chapiteles de pizarra.
La puerta del Vado, realizada entre finales del siglo XI y comienzos del siglo XII, se localiza en el barrio de Antequeruela de Toledo, de gran tradición alfarera. La parte de la puerta que en la actualidad es visible desde la calle corresponde a su cuerpo superior. La fachada principal está realizada en mampostería encintada y tiene cuatro ventanas, con arcos de medio punto; en el lateral norte aparecen tres ventanas, y dos en el sur, donde también se observa un contrafuerte de fábrica de sillares. La puerta es de acceso recto, precedido por un pequeño pórtico, cobijado entre los dos arcos de la fachada principal y defendido por una buhedera abierta entre ambos. El arco exterior es de medio punto, fabricado en ladrillo; mientras el interior es de herradura enjarjado, realizado en gneis, si bien una de sus impostas es de arenisca.
Es a partir de la época islámica cuando hay vestigios y documentación de su existencia. Su trazado fortificado coincide con el que se mantiene en la actualidad. Cuenta con todos los elementos que aseguraban entonces su defensa como torres, puertas (Cambrón, Bisagra, Valmardón, Alcantara, Alfonso VI, etcétera) corachas, puentes y pequeños reductos fortificados de su entorno. Se observa aún hoy en día que el trazado de estas defensas se adecuaba al esquema hispano-musulmán con su alcazaba, medina y arrabales, cada uno de ellos con sus respectivos recintos amurallados. Se utiliza en la construcción de las murallas el aparejo islámico con sillares graníticos de dimensiones variables procedentes de construcciones anteriores (épocas romana y visigoda), además de otros elementos, fruto de las numerosas reparaciones que han experimentado las defensas posteriormente. Los lienzos están formados por doble paramento, rellenos de otras piezas de diferente tamaño trabados con argamasa de cal y arena. Sus torres tienen planta cuadrada o rectangular. Posee seis sectores, el primero que corresponde al tramo septentrional de la muralla conservada entre la puerta de Alcántara y la del Cambrón. El segundo abarca el tramo comprendido entre la puerta del Cambrón y el puente S. Martín. El tercero se identifica con las carreras de S. Sebastián con su torre del Hierro como elemento destacado. El cuarto corresponde al recinto amurallado que se desarrolla desde el alcázar a la puerta de Alcántara. El sector quinto corresponde a una parte del arrabal del norte o de Bisagra que fue conocida posteriormente como arrabal de S. Isidro o Antequeruela y por último el sexto que comprende otra segunda parte del arrabal del norte conocido como arrabal de Santiago o barrio de la Granja.
Se levanta donde el río Tajo se estrecha a su paso por Toledo en su parte oriental, a los pies del Castillo de San Servando y junto a la puerta de Alcántara. Es una construcción romana levantada en el S. III d. C. que se convirtió en zona de paso por el que las calzadas romanas cruzaban el río y se adentraban en la ciudad. Reconstruido en numerosas ocasiones, una de ellas se produjo en s. X por Alef, hijo de Mohomat Alameri, en el año 997, según consta en una inscripción. Su nombre actual lo toma de esta época, del árabe "Alcántara" que significa puente. Después, durante el resto del medievo, fue entrada obligada para todo peregrino, ejerciendo también la función de control de mercancías y de portazgo, labor ésta ejercida por el corregidor y alcalde de la ciudad. Bajo el reinado de Alfonso X sufrió graves desperfectos y fue nuevamente reconstruido (s. XIII). A este último período pertenece el torreón occidental, luego modificado y decorado bajo el reinado de los reyes Católicos y cuyas armas decoran sus muros. En un origen poseía dos torreones, situados en los extremos oriental y occidental del puente, y tres ojos, si bien uno de ellos fue tapiado en época islámica y sustituido por la apertura de un pequeño arco de herradura. El torreón oriental fue reemplazado por un arco triunfal barroco en 1721, dado su estado ruinoso. El arco, construido en ladrillo y piedra, va recorrido por un orden gigante de pilastras y decorado por guirnaldas, rematado por un ático que se desarrolla a modo de frontón curvo decorado por una hornacina con la imagen de la Inmaculada Concepción.
Es una construcción bajomedieval, ejemplar de arquitectura militar, que se levanta sobre el río Tajo, a su paso por Toledo, en su parte occidental, opuesto al puente de Alcántara. Fue construido originalmente en el siglo XIII, tomando el nombre de la parroquia de San Martín, a cuya jurisdicción pertenecía. En su construcción es probable que se tomara como modelo el puente de Alcántara, aunque tuvieron que proyectarse más ojos por la mayor anchura del Tajo en este punto de su curso. A mediados del siglo XIV, hacia 1355, Pedro I de Castilla habría prendido fuego a las puertas del puente y en 1368 volvió a sufrir daños. Fue restaurado por el arzobispo Pedro Tenorio, hacia 1390, que hizo construir el gran arco central y los dos torreones almenados de los extremos. El puente es todo de sillería constando de cinco arcos ligeramente apuntados, mucho más grande el central. El torreón más alejado de la ciudad es de planta hexagonal, organizada interiormente en espacios cubiertos por bóvedas nervadas realizadas en ladrillo. En su fachada se encuentra una escultura de San Julián. Durante el reinado de Carlos II de España se reformó, ensanchándose sus accesos, y un siglo más tarde se pavimentó. De ambas reformas queda una inscripción en el muro interior del torreón de entrada, con el escudo imperial flanqueado por dos reyes sedentes.
Vista panorámica situada al sur del casco histórico, en la otra orilla del río y más elevada que la propia ciudad. Desde este lugar se puede contemplar una preciosa y espectacular vistas de la ciudad de las Tres Culturas. Lugar de parada obligatoria para cualquier visitante, no solo para ver estas hermosas vistas, sino también para descansar y observar a través de una panorámica la belleza de una ciudad rodeada por el Tajo, uno de los ríos más largos de España.
La senda discurre en paralelo por las riberas del río Tajo. Un recorrido que rodea el centro histórico de Toledo para conocer el entorno natural donde se ubica la ciudad de Toledo.