Villatobas
Chozo las Pilillas
Ermita Nuestro Padre Jesús
Información de Villatobas:
Teléfono: 925 152 181
Web:
Info:
Email: apoyoalcaldia@villatobas.es
Tierras donde antiguamente abundaron las tobas, especie de cardo borriquero, este municipio disfruta de un entorno natural de tierras suavemente modeladas por las aguas de arroyos, ricas en flora, fauna, y aderezadas con cuevas, casas de campo y refugios para cazadores. El término municipal de Villatobas está comprendido en el área esteparia de La Mancha norte declarada Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA). Cuenta en la zona más septentrional con encinares entre los que descuellan ejemplares de gran porte como las encinas de «Miguelito» y «Mata grande del Portillo. Numerosas casas de labranza, chozos, cuevas, majadas y su infraestructura aneja como pozos, molinos de agua, puentes y veredas aún hoy se conservan. «Zaragoza», «de Librada», «Mariquita», «del tío Felipe» o «de los Malos» dan nombre a las cuevas con estructura habitable y posiblemente usadas antaño también para guardar animales de labor. A través de sus caminos y senderos el visitante podrá descubrir este interesante entorno paisajístico de gran valor recorriéndolos a pie o en bicicleta, rutas propuestas por el ayuntamiento donde destacan tres rutas fundamentales. La primera de ellas nos lleva al cerro de plaza de Moros (asomado al río Cedrón) para conocer el yacimiento del mismo nombre, un poblado celtibérico completamente amurallado con una extensión de unos 4.000 metros cuadrados. La segunda de las rutas, con unas cuantas paradas, propone conocer las ermitas de la localidad. Por último, y para que quede patente que Villatobas siempre ha sido una zona rica en agua, queda la ruta de las fuentes.
Posiblemente existieran moradores hispano-romanos y árabes en Villatobas antes de la repoblación emprendida por la orden de Santiago, cuyo maestre Vasco Rodríguez, concedió en 1328 el fuero a los primeros vecinos, dedicados a tareas pastoriles, autorizándoles a pastar con sus ganados en las dehesas de los pueblos vecinos. Durante los siglos XV y XVI la villa comienza su expansión más importante configurando su casco urbano y creando sus principales monumentos como su iglesia parroquial o el Santuario de Jesús Nazareno. Las sinuosas y estrechas calles del casco antiguo guardan verdaderas sorpresas al visitante, como la que se esconde en la calle del Pozo Rescoldo. El nombre de este rincón no engaña: allí encontramos un pozo del siglo XVIII con su brocal de piedras encaladas y su polea todavía presente. Pasear por su calles es descubrir su legado histórico de arquitectura popular, de casas nobiliarias y casas blasonadas que nos hablan de la importancia de esta villa en otros tiempos, un paseo imprescindible para cualquier curioso por conocer la originalidad de los pueblos toledanos.
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¿Qué ver?
Levantada entre los siglos XVI y XVII, con tres altas naves cubiertas de bóvedas de crucería sobre pilares cruciformes y capiteles jónicos que intercalan graciosas cabecillas. Es de estilo de transición del arte ojival, de un gótico tardío al renacimiento, las bóvedas son de crucería ojival. Tiene una torre de tres cuerpos más basamento, siendo en el más corto donde se aloja el campanario.
Se trata de un edificio situado en el casco urbano de Villatobas construido en el siglo XVI. En su interior destaca el retablo del altar mayor y la imagen de Jesús Nazareno, ésta última talla del siglo XVII, ambos desaparecidos en el año 1936. El actual retablo se construyó en 1948, está compuesto por tres calles. La imagen actual de Jesús Nazareno fue encargada al término de la guerra Civil, en 1939, es obra del escultor valenciano Francisco Pablo. La planta de la ermita tiene forma de cruz latina, la nave principal se cubre con bóveda de cañón con lunetos, dividida por cinco arcos fajones que apoyan en ménsulas en los muros. El crucero se cubre con cúpula semiesférica, apoyada sobre tambor en el que se abren huecos que iluminan en el interior. El tambor apoya a su vez sobre pechinas. La Cabecera rectangular se cubre con bóveda vaída. El interior se articula mediante pilastras corintias en las esquinas. Los brazos del crucero son de planta cuadrada y se cubren también con cúpulas semiesféricas. Los muros son de mampostería encalada. Los sillares de las esquinas en el exterior podían apreciarse en el estado original de la ermita, así como la fachada que se pretende recuperar, también construida con sillares.
Fue construida en la primera mitad del s. XVI, pues las referencias y alusiones que hay en los antiguos documentos del archivo parroquial de Villatobas, son a partir del año 1547. En torno a ese año aparecen diversas donaciones para la ermita. Era un edificio amplio, de sencillo y popular trazado cuadrangular, en piedra tosca, tapial y revocada de yeso y cal, y con tejado a cuatro aguas. Hacia 1974-5, la ermita se encontraba en un avanzado estado de deterioro, y ya no se celebraba ningún culto. En el año 2005-2006 fue reconstruida por los vecinos del Arrabal del pueblo de Villatobas, en el mismo lugar donde se encontraba la anterior ermita del s. XVI.
La antigüedad de esta ermita se atestigua en el archivo parroquial, donde queda constancia de que la ermita de Santa Ana existía ya en 1605. De arquitectura popular, tenía sus muros de piedra, con tres contrafuertes de refuerzo. En este ermita los vecinos acudían a rezar las flores en el mes de mayo, los niños iban a catequesis y al llegar la víspera del 26 de julio durante la noche se encendían las hogueras en honor de Santa Ana. Los albañiles lo han venido celebrando desde siempre como su patrona. Por los años 1970-1975, la Ermita se encontraba en muy mal estado de conservación, provocando su ruina actual. En el año 2007 se reconstruyó en el mismo lugar de su antiguo emplazamiento por los vecinos de la zona del parque de Villatobas. Se creó una asociación con el fin de mantenerla.
En 1626 se cita su existencia a través de legados testamentarios. Aunque quizás no se concluye hasta cerca de 1647 en que San José Agraz Calatayud dispuso en su testamento 10.000 maravedíes, para ayudar a cubrir la ermita. Su antigua cofradía recibió indulgencias y bendiciones de los pontífices Urbano VIII en 1634 y Pío VI en 1796. La Ermita conserva un sencillo retablo del s. XVII, en el cual cabe destacar su mesa de altar en forma de consola y un lienzo de la misma época en la parte superior central, que representa la huída a Egipto. De planta rectangular, su arquitectura y calidad artística es más notable que la del resto de pequeñas ermitas que hubo en Villatobas. Tiene bóveda de medio punto con tres arcos fajones y lunetos. La puerta de entrada es de madera, con clavos forjados, con dintel y zapatas en madera tallada.
Por la carretera que conduce a Lillo, la CM-3001, siguiendo el camino del Portillo Rubio, salpicado de encinas centenarias, se llega al yacimiento arqueológico de «Plaza de Moros». Situado en un cerro próximo a la vega del arroyo Robledo, los restos arqueológicos determinan la presencia de pobladores desde la edad del hierro en el siglo IV o III a. C., Entre sus elementos más atractivos se encuentra la muralla que lo rodea en su totalidad guarnecida con dos torres. Las casas de adobe sobre zócalo de piedra eran cubiertas por techumbres de madera de encina y de roble -especies todavía presentes en la zona- forradas con paja y ramas entrelazadas. Entre los utensilios encontrados figuran distintas piezas de cerámica decoradas con pintura roja y negra, herramientas de sílex y utensilios de bronce.
Presidida por el ayuntamiento, revestido de frontones triangulares sobre las ventanas y coronado por moderno templete de ladrillo, flanqueado por el Pasaje de la Encomienda y rodeado de casas nobiliarias, ornamentadas con los escudos familiares.
Entre las carreteras a Ocaña y Villamuelas sobresale este entorno natural donde plantas autóctonas conforman una imponente masa forestal compuesta por encinas, coscojos o robles, romero, jara, cantueso, artemisa o ajenjo, que cobija una variada fauna de más de un centenar de especies: búhos reales, águilas culebreras, avutardas, lirones caretos, lagartos ocelados, liebres, conejos, sisones, comadrejas y la apreciada y emblemática perdiz roja, homenajeada en un monumento en la plaza de la villa.
Numerosas casas de labranza, chozos, cuevas, majadas y su infraestructura aneja como pozos, molinos de agua, puentes y veredas aún hoy se conservan. «Zaragoza», «de Librada», «Mariquita», «del tío Felipe» o «de los Malos» dan nombre a las cuevas con estructura habitable y posiblemente usadas antaño también para guardar animales de labor.